Roberto Lagar

Las creaciones de esta artista de 80 años tienen un fuerte sello espiritual en su concepto. Se aprecian series más pasionales y de colores cálidos, otras más frías y racionales, así como expresiones de un tono más colorido y naíf.

Dibujante, pintor, escultor, grabador, docente, pensador, propulsor de las artes y gestor cultural, en la década del sesenta se destaca por su erudición.

El elemento distintivo de la obra de Lasser fue siempre el color: el cromatismo en sus más distintas variantes y posibilidades, al que subordinó los criterios tradicionales de figurativo o no figurativo. Prefería, desde luego, las abstracciones.

Su obra se caracteriza por su obsesión por retratar al indígena vistiendo sus atuendos originarios, matizando de forma excepcional la textura de los tejidos con que confeccionan sus prendas.

De acuerdo con Rafael Squirru, su geometría va más allá de un simple juego sensorial; sus círculos y curvas devienen símbolos espirituales que alcanzan repercusión universal.

A partir de 1958 comenzó a considerar que “pintar es dar vida con el color a un plano”, y desde 1965 avanzó hacia la abstracción geométrica, para en 1969 presentar su primera exposición no figurativa y dentro del constructivismo abstracto.

Además del cubismo y el surrealismo, sus pinturas hacen referencia al arte pre-colombino y a los paisajes variados de México. Es el abstraccionista mexicano más importante del siglo veinte.

En las obras más típicas de Olga de Amaral se respira una indudable sensación de lujo. La suntuosidad de sus piezas, en particular las de oro, a menudo se liga a un extraordinario sentimiento supraterrenal.

Gustavo Acosta es un poeta de la inmanencia que reanima en la materia el vano placer de las ilusiones, la verdad suprema de la vida, la historia silenciosa y oscura de lo inmemorial.

Su arte fue motivo de premios de diversas instituciones: Fondo Nacional de las Artes, el Sagitario de Oro de UNICEF, Mérito Social de la Organización de la Naciones Unidas, entre otros.