Es un pintor que emplea el color con una potente expresividad para desarrollar una obra de intenso contenido social y describir, a través de escenas cotidianas, a personajes y lugares de los márgenes del centro de la ciudad.
Buscó lograrse como intérprete de las glorias y bellezas de la patria, y se hizo presente en el Salón del Centenario, en el concurso de cuadros históricos, con la gran tela La muerte de Güemes, premiada con Medalla de Oro...
Malanca fue un gran viajero y nos dejó en sus óleos, realizados siempre al aire libre, el magnífico testimonio de sus campañas pictóricas que lo consagran como uno de los más notables paisajistas de nuestro país.
Con acentuados contrastes del amarillo y el naranja, del verde y el blanco, del rojo y el azul, del rosa y el negro, entre otros, la paleta despliega un brillo espectacular, y su uso de colores estridentes enfatizan la angustia...
Su formación da un paso decisivo en el taller de André Lothe, bajo dirección de Othon Friesz, donde aprende a generar una unidad armónica entre la luz, la figura y fondo a partir de las nociones de construcción y síntesis.