Ana Sacerdote
Intervino creativamente empapada de las ideas de su tiempo, acompañando el radical movimiento en el que la pintura se apropió de sus propios medios de representación y, más tarde, haciendo uso tempranamente de nuevos medios.
Ana Sacerdote es una artista casi secreta en el medio local. Su obra está fuertemente impregnada por la influencia de las formas musicales cuya relación con las formas plásticas, exploró en un texto publicado en la década del 50, así como en un originalísimo cortometraje Essai de Couleur Animée.
En el ensayo introductorio del catálogo publicado en ocasión de la muestra, José Emilio Burucúa señala:
“Es paradójico pero, en silencio, Ana Sacerdote ha realizado en Buenos Aires la versión más rigurosa, consecuente y sistemática de una pintura musical que hayamos conocido en el arte moderno. Su traducción al lenguaje sonoro parece posible. Merced al desvelo de una artista europea exiliada en la periferia sudamericana y estimulada por la riqueza conceptual y estética del movimiento concreto en la Argentina, la pintura abstracta dispone ya del equivalente de los catorce cánones que Bach compuso sobre las ocho primeras notas del bajo de las Variaciones Goldberg (BWV 1087). Me atrevo a decir que el experimento de Ana superó en su radicalidad a los de Kandinsky y Klee.”
BIOGRAFÍA
ANA SACERDOTE (Roma, Italia, 1925 – Buenos Aires, Argentina, 2019)
Ana Sacerdote nace en Roma el 25 de Septiembre de 1925, a los 14 años en 1940 viaja a Buenos Aires con su familia.
Dos años más tarde se recibe en la Escuela de Arte Manuel Belgrano y en 1946 le otorgan su diploma en la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires. Estudia también retratos con Lino Eneas Spilimbergo.
En 1948 sin haber estudiado escultura formalmente, empieza a crear bustos-retratos en concreto y más tarde el 18 de Junio de 1950, gana el segundo premio en el Concurso de Manchas en la Boca. Pero fue en algún momento a partir de 1949 que la artista se interesó mas en el arte abstracto a través de la revista Francesa de arte, Art d’Aujourd’hui, publicado por André Bloc.
En 1954 exhibió un busto en el XXXI Salón de MEEBA en Buenos Aires, ganando el tercer premio. Al año siguiente, desarrollo algunos dibujos y témperas en óleos sobre tela y pintó su primer óleo abstracto, Estudio de equilibrio.
La relacionan a los Concretos y Neoconcretos Brasileros, aunque la artista no recuerda haber visto sus obras. Participo en los encuentros de la naciente Asociación Arte Nuevo fue con, Carmelo Arden Quin, Aldo Pellegrini, Gregorio Vardánega, Virgilio Villalba, Luis Tomasello y otros, en un café de la calle San Martin en el centro porteño.
En 1956 fue miembro del comité de redacción de los primeros cuatro números de la revista Arte Nuevo junto con Manuel Alvarez, Carmelo Arden Quin, Martin Blaszko, Luis Tomasello, Towas, Gregorio Vardánega y Virgilio Villalba,
Gracias a una recomendación de Pablo Curatella Manes, a quien había conocido a través de Martin Blaszko, y de Jorge Romero Brest, recibe una beca de pintura del gobierno francés para estudiar en Paris.
En el segundo salón anual de la Asociación Arte Nuevo en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, en 1955, exhibe su trabajo, Variaciones sobre un tema de cuadrilaterales opuestos.
En 1957 que se casa con Paul Guthmann en Estrasburgo y viven en distintas ciudades de Europa.
En 1958 nace su primera hija Monique. En este mismo año en Paris, pinta Monocromático, del cual surgen las ideas que seguirá explorando en su película animada experimental, Essai de couleur animée, que comenzó a crear el año siguiente en Cuba. Allí realizó películas utilizando una cámara Paillard Bolex 16mm y un complejo sistema de montaje y filmación concebido y construido por la artista. Su labor también se inspiró en la obra pionera de Hans Richter, Viking Eggeling, y Norman McLaren. Esta será una de las pocas películas sobrevivientes de artistas Argentinos de los años 50 y 60.
En 1960 regresa a Paris, asiste a la muestra de Hans Richter – 40 ans de peintures-rouleaux en la galería Denise René, donde le muestra la primera sección de su película. Según cuenta la artista, cuando Richter la vio, dijo: “Ud. es mi continuadora.”
En 1961 se muda a Rio de Janeiro y pinta Sete Acordes que exhibió en el Salão Nacional de Belas Artes, de esa ciudad. Nace también su segunda hija, Gisele. Entre aproximadamente 1961 y 1962, pintara su serie de témperas geométricas más libres y participa en el Salão Nacional de Arte Moderno de Río de Janeiro. En 1964 se muda a San Pablo donde vivirá hasta el año 1967, año en el que retorna a Buenos Aires, ciudad en la que residió hasta la fecha de su fallecimiento.
Muestras después de 1968
1979 - Muestra individual de dibujos generados por computadora creada por ella en la ORT e INTI, en la Galería Lagard, Buenos Aires.
1984 - Muestra individual de dibujos generados por computadora en la Galería Arthea, Buenos Aires.
2000 – Muestra individual de dibujos generados por computadora en La Alianza Francesa - Centro Fortabat, Buenos Aires
2004 – Exhibió fotografías con el Grupo Imagema y Horacio Coppola en el Centro Cultural Borges.
2010 – Exhibió óleo, témperas y dibujos con Sammer Gallery en Pinta Londres, donde dos témperas sobre papel fueron adquiridas por la University of Essex Collection of Latin American Art en el programa de matching funds de la feria. Exhibió témperas, dibujos y la película, Essai de couleur animée, con la Sammer Gallery en Pinta Nueva York, donde una témpera sobre papel fue adquirida por el Museum of Latin American Art de Long Beach, California en el programa de matching funds de la feria.
2011 – Exhibió témperas y la película, Essai de couleur animée, con Sammer Gallery en Pinta Londres. Exhibió óleos y témperas con Galería Jorge Mara – La Ruche en Art Basel Miami Beach. En septiembre, José Emilio Burucua presenta su estudio, “Ana Sacerdote: un caso Argentino de la pintura musical” en la Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.
2012 - Exhibirá óleos y témperas con Galería Jorge Mara – La Ruche en arteBA, Buenos Aires. Exhibió témperas y la película, Essai de couleur animée, con Sammer Gallery en Pinta Londres.
Ana Sacerdote (Roma,1925 – Buenos Aires, 2019)
Nació en Roma el 25 de Septiembre de 1925 y en 1940, a los 14 años, se trasladó a Buenos Aires con su familia. Dos años más tarde se inscribe en la Escuela de Arte Manuel Belgrano y en 1946 le otorgan su diploma en la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano
Pueyrredón de Buenos Aires. Estudió dibujo con Lino Eneas Spilimbergo.
En 1955 pintó su primer óleo abstracto, Estudio de equilibrio.
Referentes para esta composición son Malevich y Moholy-Nagy, como también obras de los 40 de los artistas concretos argentinos Raúl Lozza, Alfredo Hlito y Juan Melé. En la época pintó Tema Lineal (Estudio en continuidad) y Variaciones de un tema de cuadrilaterales
opuestos, óleos sobre tela que la relacionan con los concretos y neoconcretos brasileños, aunque la artista no recuerda haber visto las obras de éstos con anterioridad.
Participó en encuentros de la naciente “Asociación Arte Nuevo” con Carmelo Arden Quin, Aldo Pellegrini, Gregorio Vardánega, Virgilio
Villalba y Luis Tomasello.
Estudió pintura y fotografía en París y en 1959 creó, en Cuba, Essai de couleur animée, utilizando una cámara Paillard Bolex 16mm y un
complejo sistema de montaje y filmación concebido y construido por ella. Para ello, pintó y luego filmó cada uno de los cuadros de
animación de la primera sección llamada Monochrome. Su trabajo se inspiró en las obras pioneras de Hans Richter, Viking Eggeling, y
Norman McLaren. Essai de couleur animée será una de las pocas películas sobrevivientes de artistas argentinos de los años 50 y 60.
En 1961 se mudó a Río de Janeiro y pintó Siete Acordes que exhibió en el Salão Nacional de Belas Artes de esa ciudad. Aproximadamente
entre 1961 y 1962 pinta su serie de témperas geométricas más libres y participa en el Salão Nacional de Arte Moderno de Rio de Janeiro.
En 1964 se muda a San Pablo donde vivirá hasta 1967, año en el que retorna definitivamente a Buenos Aires.
Expuso en prestigiosas galerías de Brasil y Buenos Aires.
En septiembre de 2004, José Emilio Burucua presentó su estudio, Ana Sacerdote: un caso Argentino de la pintura musical en la Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.
Agosto de 2012 se realizó la exposición Ana Sacerdote, en la galería Jorge Mara – La Ruche, Buenos Aires, acompañada de la edición del
libro del mismo nombre con texto introductorio de Emilio Burucúa.
Ha participado de las ferias arteBA, Buenos Aires; Pinta Art Fair, Nueva York; Art Basel, Basel; Art Basel Miami Beach; Art Basel Hong
Kong; Fiac, París; ARCO, Madrid.
Pintores Modernos
ANA SACERDOTE
Ana Sacerdote nace en Roma el 25 de Septiembre de 1925. En 1940, a los 14 años, viaja a Buenos Aires con su familia.
Dos años más tarde se inscribe en la Escuela de Arte Manuel Belgrano y en 1946 le otorgan su diploma en la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires. Estudia también retratos con Lino Eneas Spilimbergo.
En 1948, sin haber estudiado escultura formalmente, empieza a crear bustos-retratos en concreto y más tarde, el 18 de junio de 1950, gana el segundo premio en el Concurso de Manchas en la Boca. Es a partir de 1949 que la artista comienza a interesarse en el arte abstracto a través de la revista Francesa de arte, Art d’Aujourd’hui, publicada por André Bloc.
En los tempranos años 50, impresionada por una muestra de estudiantes de Héctor Cartier, Ana organiza un grupo de estudio independiente dirigido por Cartier sobre Visión y Composición Plástica. Estas clases se desarrollan en el garage en desuso de la casa familiar de Ana en la calle Medrano al 1146. Cartier, maestro de Julio Le Parc, Alejandro Puente y César Paternosto, entre tantos otros, es quien introduce la influyente Cátedra de Visión en la Facultad de Bellas Artes de La Plata y en la escuela de Bellas Artes de Buenos Aires. Durante estos encuentros, Ana tiene contacto con ideas tales como las de la Gestalt y la sección áurea. También descubre libros como Art as Experience de Dewey, Rhythmes de Ghyka, Psychologie de la Forme de Guillaume, The Language of Vision de Kepes, Gestalt Psychology de Wolfgang Kohler, Principals of Gestalt Psychology de Kurt Koffke, The Permanent Palette de Fisher Martin, Design Fundamentals de Robert Gillam Scott and On Growth and Form de D’Arcy Thompson. Más adelante escribirá: “Estudiar composición plástica te sugiere un legítimo curiosidad hacia la composición musical, sistema sobre relaciones de sonidos en vez que sobre relaciones de colores.”
En 1955 pinta su primer óleo abstracto, Estudio de equilibrio. Referentes para esta composición son Malevich y Moholy-Nagy, como también obras de los 40 de los artistas concretos argentinos Raúl Lozza, Alfredo Hlito y Juan Melé. Pinta Tema Lineal (Estudio en continuidad) y Variaciones de un tema de cuadrilaterales opuestos, óleos sobre tela que la relacionan con los concretos y neoconcretos brasileños, aunque la artista no recuerda haber visto las obras de éstos.
Participa en encuentros de la naciente Asociación Arte Nuevo con Carmelo Arden Quin, Aldo Pellegrini, Gregorio Vardánega, Virgilio Villalba, Luis Tomasello y otros, en un café de la calle San Martín en el centro porteño. Conoce a Martín Blaszko, con quien inicia una amistad que perdurará hasta el final de la vida de éste. Exhibe las obras Estudio de equilibrio y Estudio lineal (1955, ahora destruida) en el Primer Salón de Arte No Figurativo de la Asociación Arte Nuevo, en la galería Van Riel de Buenos Aires.
En 1956 es parte del comité de redacción de los primeros cuatro números de la revista Arte Nuevo junto con Manuel Alvarez, Carmelo Arden Quin, Martin Blaszko, Luis Tomasello, Towas, Gregorio Vardánega y Virgilio Villalba. Publica en su primer número el texto Acerca de un hipotético tratado de armonía de la pintura en el que propone la aplicación de reglas de la composición musical a la composición de la pintura abstracta.
Gracias a una recomendación de Pablo Curatella Manes, a quien había conocido a través de Martin Blaszko, y de Jorge Romero Brest, recibe una beca de pintura del gobierno francés para estudiar en Paris. Vive en la Cité Universitaire, cuyos talleres de pintura y fotografía utiliza.
En el segundo salón anual de la Asociación Arte Nuevo en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori de Buenos Aires exhibe su trabajo, Variaciones sobre un tema de cuadrilaterales opuestos.
En 1957 se casa con Paul Guthmann en Estrasburgo y viven en distintas ciudades de Europa.
En 1958 nace su primera hija, Monique. En este mismo año pinta en Paris Monocromático, de cuya obra surgen las ideas que seguirá explorando en su película animada experimental, Essai de couleur animée, que comienza a crear el año siguiente en Cuba. Utilizando una cámara Paillard Bolex 16mm y un complejo sistema de montaje y filmación concebido y construido por ella, empieza su trabajo para Essai de couleur animée. Para ello, pinta y luego filma cada uno de los cuadros de animación de la primera sección llamada Monochrome. Las ideas exploradas en esta película ya estaban presentes en su texto de 1956. Su labor también se inspira en las obras pioneras de Hans Richter, Viking Eggeling, y Norman McLaren.. Essai de couleur animée será una de las pocas películas sobrevivientes de artistas argentinos de los años 50 y 60.
En 1960 regresa a París, asiste a la muestra de Hans Richter – 40 ans de peintures-rouleaux en la galería Denise René. Allí le proyecta al artista la primera sección de su película Essai de couleur animée. Según cuenta la artista, cuando Richter la vio, dijo: “Usted es mi continuadora.”
En 1961 se muda a Rio de Janeiro y pinta Siete Acordes que exhibió en el Salão Nacional de Belas Artes, de esa ciudad. Nace su segunda hija, Gisele. Aproximadamente entre 1961 y 1962 pinta su serie de témperas geométricas más libres y participa en el Salão Nacional de Arte Moderno de Río de Janeiro. En 1964 se muda a San Pablo donde vivirá hasta 1967, año en el que retorna definitivamente a Buenos Aires.
ANA SACERDOTE
Variaciones sobre la creación
Intervino creativamente empapada de las ideas de su tiempo, acompañando el radical movimiento en el que la pintura se apropió de sus propios medios de representación y, más tarde, haciendo uso tempranamente de nuevos medios.
Conocí a Ana Sacerdote a través de la mirada de gente muy cercana a ella, sobre todo Paul, su marido. Y es así que, una vez reunido todo el material que me acercó a su vida de mujer-artista, comencé a vislumbrar un retrato (sin ninguna duda subjetivo) desde la confluencia de esos fragmentos. Lo que escuché sobre ella, las imágenes, las lecturas, me llevan a imaginarla, antes que nada, como una mujer libre en sus elecciones. Me han dicho que era retraída y tímida, que le gustaban las relaciones directas, cara a cara, y que no le gustaban las grandes reuniones ni las discusiones políticas. Hay dos fotografías suyas en el cuidado libro-catálogo publicado en 2012, en paralelo con su muestra de pinturas en la galería Jorge Mara-La Ruche en Buenos Aires. Son dos imágenes en blanco y negro. En una de ellas se la ve muy joven en Piriápolis, en la década del cuarenta: la mirada potente, los ojos colmados de mundos por decir, enmarcados por tupidas cejas como viseras para asistir a la eficacia en la observación. Un instrumento musical en las manos parece anticipar futuras inquietudes artísticas. El retrato encarna la latencia de acontecimientos por venir. La otra es una fotografía tomada en Cuba en 1957. Allí se la ve apuntando al paisaje con una cámara filmadora; parada sobre el baúl de un auto detenido al costado de la ruta, parece haber alcanzado el punto de vista más favorable para captar quién sabe qué escena, qué color o qué textura.
Nacida en Roma en 1925, se trasladó a Buenos Aires, junto con su familia, en 1940, antes de que Italia entrara en la Segunda Guerra Mundial. Su formación artística incluye el paso por la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y estudios de dibujo con Lino Enea Spilimbergo. Tempranamente, comienza a interesarse por el arte abstracto, e incluso organiza un grupo de estudio independiente.
Luego de su casamiento, en 1957, su vida transcurrirá entre varias ciudades: París, La Habana, Río de Janeiro y São Paulo. Siempre encontró la forma de echar raíces en cada lugar habitado desarrollando proyectos, plantando la bandera del arte. En 1967 retornó definitivamente a Buenos Aires.
En busca de un lenguaje
Ana Sacerdote pensaba en la música como hermana mayor de la pintura. La música pura había formulado su lenguaje con precisión. ¿Por qué no pedirle entonces prestado el sistema? De ese vínculo hablaba Vasili Kandinsky en De lo espiritual en el arte, un libro por el que tuvo gran interés. Tal como refiere José Emilio Burucúa en su ensayo Ana Sacerdote: Un caso argentino de pintura musical, en 1954, existe “una referencia de la artista a la necesidad de definir la noción de ritmo en términos visuales”. En 1955 pinta su primer óleo abstracto: Estudio de equilibrio, que se exhibe en el Primer Salón de Arte No Figurativo.
El tema de la variación fue fundamental para investigar el desarrollo de un sistema: “Un color, como un sonido, puede tener diferentes armonizaciones”, escribió la artista. Para ella, la sonoridad de un color podía variar según estuviera envuelto con un complementario o un análogo. Pensaba que podía jugar entonces con los diferentes acordes de color en una continuidad lógica, buscando definir un discurso plástico. Bajo esta premisa planteó sus intenciones de investigación para presentarse y ganar, en 1956, la beca de pintura ofrecida por el Gobierno francés.
Escritura
Un libro favorito de la artista, al que volvió varias veces, fue La idea fija de Paul Valéry. Un diálogo imaginario entre un médico-pescador-pintor (que no pinta ni pesca) y un paseante sin rumbo fijo que se encuentran a la orilla del mar. En uno de sus pasajes, el paseante explica al médico por qué una idea no puede ser fija: “Una idea es un cambio… e, incluso, el modo más discontinuo de cambio… Una idea es un medio, o una señal de… transformación, que actúa en mayor o menor medida sobre el conjunto del ser”. La producción artística de Ana Sacerdote estuvo íntimamente unida a la proclamación de sus ideas en torno al arte por medio de la escritura. Un instrumento capaz, además, de intensificar la obra expresando apariciones y búsquedas. Alejada temporalmente del Conceptualismo, pero cercana en el sentido de mostrar las ideas, tal vez esa escritura también estuvo en relación con lo que decía Sol LeWitt acerca de la suya: “Escribo en defensa propia… para aclararme a mí mismo lo que estoy haciendo”.
Un año después de pintar Estudio de equilibrio, y como parte del comité de redacción de la revista Arte Nuevo, publica en su primer número el texto Acerca de un hipotético tratado de armonía de la pintura. Allí, hace referencia a la difícil situación de la pintura moderna, los ataques recibidos en el camino hacia la emancipación del objeto. La artista se pregunta: “¿Podrá llegar la pintura a tener un sistema tan codificado como la música?”. Y agregaba: “La música ha descubierto la posibilidad de gigantescos desarrollos sobre pequeñísimos núcleos (una de las sinfonías de Beethoven está construida íntegramente por variaciones sobre un solo tema). ¿Por qué no puede hacer la pintura lo mismo? Hay un sistema de acordes de sonidos: ¿por qué no puede haberlo de colores?”
La imagen en movimiento
En 1959 comienza a trabajar en Essai de couleur animée, una película animada de un poco más de dos minutos de duración, dividida en tres secciones. El trabajo será concluido en 1965 y presentado en el Festival Nacional de Cortometraje que se realizó en paralelo con la 8ª Bienal de São Paulo. Para concretar este film, realiza más de mil pinturas de pequeño formato.
En 1972 publica en la influyente revista Leonardo, editada en Gran Bretaña, un artículo titulado Kinetic art: Animation of color for cinema film, en el que desarrolla y fundamenta este trabajo. Su punto de partida sigue siendo la relación entre música y pintura, su “idea fija”. Pero tal como reconoce el médico al paseante en un pasaje del diálogo de Valéry, “no hay nada más ambulatorio que una idea fija”: llevar el movimiento a la pintura por medio del cine para experimentar el avance de esa relación entre música y pintura.
Ana Sacerdote explica en su texto el punto de partida para sus composiciones; el inicio del trabajo se da en lo que define como “unidades cromáticas o sílabas cromáticas”, compuestas por seis u ocho matices de color que, según su criterio, eran visualmente armoniosos. Preparó “muchas diferentes unidades cromáticas con los matices elegidos de manera libre y a veces arbitraria”, explica. Las tres partes del film llevan por títulos Monocromático, Sugestión de complementario y Ritmo. Pasado el tiempo, en 2011, fue exhibida en Pinta London.
En el final de su exposición escrita enumera las conclusiones del trabajo con cierto tono autocrítico; pareciera querer inducir nuevas variantes y marcar pautas para continuar sus búsquedas.
El cambio continuo, las mismas constantes
Explicaba el paseante de Valéry: “En resumidas cuentas, todo lo que merece la pena en la vida es esencialmente breve… Ese es el punto, la palabra, el nudo. Podemos pensar en esa brevedad esencial… Intensidad, brevedad…”. Lo mínimo, lo breve, se mantuvo como el primer disparador en el trabajo de la artista, esa idea de desarrollar un lenguaje artístico a partir de mínimos núcleos, y eso se mantendrá una vez abandonada la pintura como lenguaje. La inquietud de crear un sistema a partir de pequeñas unidades se desplaza al dibujo por computadora. En un ensayo sobre el tema, “Notas para una programación creativa con graficador”, manifiesta su intención de llegar a los artistas abstractos, particularmente a los de orientación geométrica, “con la certeza de que la posibilidad de prolongación y expansión de su trabajo reposa sobre un uso adecuado de la computadora”. Ana Sacerdote estaba convencida de que los recursos del artista abstracto con orientación geométrica se derivaban, consciente o inconscientemente, de las matemáticas. Otra vez, el trabajo se iniciaba partiendo de elementos simples que se ensamblaban en estructuras de diversa complejidad. En 1979 presenta en la galería Lagard, en Buenos Aires, una serie de dibujos por computadora. En el comienzo del catálogo está expuesto el gráfico que la artista nombra como “unidad básica”. Es el signo generador de toda una serie de dibujos. En su explicación, este dibujo simple, diseñado por medio de un ordenador, es presentado como el punto de expansión de un discurso: “el dibujo más estático y más desprovisto de literatura quiere, justamente, sugerir el significado no geométrico subyacente a todos los trabajos”, es una búsqueda de fisionomías particulares “por medio de variaciones de esa unidad básica muy simple”.
La apertura del espectro
Aunque el trabajo más visible de Ana Sacerdote estuvo centrado en la pintura, su necesidad de crear se diversificó tomando distintos caminos. “Se podría decir que nuestro sistema viviente rechaza la especialización prolongada”, afirmaba el paseante de Valéry. La artista desplegó variados intereses: su afición por la música la llevó a integrar el coro de la Sociedad Hebraica de Buenos Aires. También participó activamente en Gente de Cine, el club de cinéfilos de Buenos Aires. Aunque no se formó específicamente en escultura, creó expresivos bustos-retrato en cemento. La fotografía fue otro lenguaje de interés; le gustaba captar imágenes de la naturaleza, paisajes y plantas. Incluso, expone junto al emblemático Horacio Coppola en el Centro Cultural Borges.
A partir de 1968, Ana Sacerdote abandona la pintura. Ya radicada en Buenos Aires, retoma una disciplina en la que había incursionado en los años cuarenta: el diseño. En esa época se había dedicado a la creación de diseños para corbatas de hombre bajo el nombre Creaciones Pervinq. Una vez instalada en Buenos Aires, comienza a diseñar y fabricar lámparas, y también realiza trabajos de diseño gráfico.
Carmen Santos, traductora de La idea fija, sintetiza lo propio de ese diálogo imaginario, en el que “la(s) idea(s) descubre(n) su(s) dobleces, la inutilidad de amarrar en un puerto seguro, que no existe, y la necesidad de hacerlo”. Esa tensión esencial parece ser la que impregna el recorrido de esta artista. Intervino creativamente empapada de las ideas de su tiempo, acompañando el radical movimiento en el que la pintura se apropió de sus propios medios de representación, y, más tarde, haciendo uso tempranamente de nuevos medios.
Kandinsky, en De lo espiritual en el arte, imaginaba un triángulo agudo como esquema para representar la vida espiritual. Partía de una figura simple para demostrar el complejo devenir del artista visionario. Él se encuentra en el vértice superior, muchas veces incomprendido, persiguiendo su “hambre de pan espiritual”. Ana Sacerdote produjo a la par de aquellos artistas que, desde ese segmento superior del triángulo, tiraban “hacia delante y hacia arriba”, en un tiempo en el que el progreso era un camino posible para el arte.
Por: Viviana Saavedra
Escritora e investigadora de arte contemporáneo. Docente.
NOTA
1. Los datos biográficos y cronología fueron tomados de David Weseley, en el libro-catálogo Ana Sacerdote, editado por la galería Jorge Mara-La Ruche, en Buenos Aires (2012).