Obtuvo gran reconocimiento a lo largo de su carrera, dejando una marca particular imborrable en el arte argentino. Obras que giran en torno a alusiones y revisiones sobre temas religiosos y también sobre temas de identidad e historia nacional, investigando los mismos desde una postura contemporánea.

SANTIAGO GARCÍA SÁENZ    (Buenos Aires, Argentina,  1955 – 2006)

Nació en el seno de una antigua familia porteña patricia. La enseñanza católica por ella impartida marcaría su vida y su pintura. Pintor autodidacta, reconocía como sus maestros a David Heynemann, José Manuel Moraña, Luis Felipe Noé y Libero Badii.

Aunque fue un pintor de oficio, en ocasiones incursionó en la instalación y el mural. Sus obras giran en torno a alusiones y revisiones sobre temas religiosos predominantemente cristianos, pero también sobre temas de identidad nacional: el mestizaje, las voces populares, el retrato del paisaje rural, el crecimiento de las grandes urbes. Muchas de sus obras remiten a los grandes temas de la historia nacional, como las invasiones inglesas y la Revolución de Mayo; o la historia latinoamericana, como la Conquista de América.

A principio de los 90 viajó a México, donde participó en la VIII Bienal y conoció Xalapa (antiguo reino olmeca), paisaje que influirá tanto en el color como en el estilo de su obra. En 1993 se realizó una muestra retrospectiva de su trabajo en el Centro Cultural Recoleta. Un año después, como consecuencia del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) comenzó su serie ‘Sufriendo la intolerancia’. En 1996 llevó su obra a Roma y tuvo una entrevista con el papa Juan Pablo II, a quien regaló una obra, ‘El Señor de la Paciencia’ (hoy en los Museos Vaticanos). En 1997 ganó el I Premio de Pintura Joven Fundación Fortabat con ‘El sueño de Jacob’. La serie ‘Cristo en los enfermos’ fue expuesta en el Centro Cultural de la Ribera de Asunción del Paraguay. Con la aproximación del año 2000, García Sáenz pintó ‘Jubilate Deo’ como una forma de celebrar el nacimiento de Cristo y realizó el boceto para el mural en azulejo que se colocaría en la estación Medalla Milagrosa de la línea E de trenes subterráneos.

Con una poética particular, supo vincularse y aggionar su obra confrontándola con las preocupaciones contemporáneas en un circuito argentino y latinoamericano en plena renovación y absorción de las tendencias internacionales, pero que también comenzaba a discutir sus propias preocupaciones generando reflexiones locales y regionales.

En 2005, un año antes de su muerte, festejó sus 50 años con la presentación de un libro que reunía pinturas, textos autobiográficos y textos críticos de personalidades destacadas del mundo del arte, bajo el título de Ángel de la Guarda, cincuenta años de dulce compañía.

Su obra es parte de las siguientes colecciones institucionales: MALBA – Museo de Arte Latinoamericano, Buenos Aires, Argentina; Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, Buenos Aires, Argentina; Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano; Museo del Barro, Asunción, Paraguay; Museo Provincial de Bellas Artes “Dr. Juan. R. Vidal”, Corrientes, Argentina; Museo Casa “Arias Rengel”, Salta, Argentina. Su obra también forma parte de colecciones privadas, de Argentina, Estados Unidos, Paraguay y Brasil, entre otros países.