Rosmery Mamani Ventura nació en 1985, a orillas del lago Titicaca, Bolivia, en Omasuyos Cajiata, una pequeña comunidad de aproximadamente cien familias, donde creció y trabajó la tierra hasta sus catorce años, cuando se trasladó a la ciudad de El Alto, La Paz, capital política de Bolivia. Tanto en su comunidad como en El Alto, Rosmery Mamani Ventura (Kurmi) demostró un talento instintivo para el dibujo, dedicándose a retratar compañeros y docentes en sus respectivas unidades educativas. Una vez cumplida su etapa escolar, el año 2002, empezó a trabajar como retratista y paisajista de una manera espontánea. El año 2005 se inaugura la primera Escuela Municipal de las Artes en la ciudad de El Alto. Allí, el reconocido maestro acuarelista Ricardo Pérez Alcalá (Premio Mundial de Acuarela 2009) descubre el potencial y la fuerza del trabajo de la joven artista. Mamani Ventura termina sus estudios en la Escuela de Artes de El Alto en el año 2009 e inicia su carrera profesional exponiendo de manera colectiva e individual en los museos y galerías más importantes de Bolivia, como el Museo Nacional de Arte, Museo de Arte Contemporáneo Plaza, Galería Nota y Galería Manzana Uno, así como en muchos centros culturales en las principales ciudades del país. Al mismo tiempo se va consolidando como retratista, crudas temáticas sociales y representante del hiperrealismo en Bolivia. Gana el primer lugar en varios concursos nacionales de pintura, llamando la atención de los medios escritos y audiovisuales, recibiendo cobertura en programas de emisión nacional, donde valoran su juventud e historia de vida. Revistas importantes como Vanidades, Esquina, Domingo y muchas otras le dedican intensos y extensos reportajes. Alcanza el primer lugar en los eventos con más trayectoria en Bolivia: el Salón de Pintura Pedro Domingo Murillo en La Paz y el Salón 14 se Septiembre en Cochabamba, por lo que el año 2010 es invitada a representar a Bolivia en una selecta delegación de artistas en la UNESCO, París, llegando a exponer sus pinturas en el Salón Miró. En su obra destaca el impresionante trabajo del detalle, el uso magistral del color y del trazo inspirado así como la profundidad de su inquietud humana y el efecto de movimiento y vida desbordados. Su obra genera un mundo femenino de abismos sin resolver y de profunda compasión hacia la naturaleza humana. Siendo una artista joven y en una etapa de constante aprendizaje, no deja de llamar la atención que maestros de la pintura de amplio reconocimiento, como su mentor Ricardo Pérez Alcalá, Alfredo La Placa o Édgar Arandia, vean en ella a una artista consolidada: una digna representante y causa de admiración por la solidez y maestría de su enigmática obra.
Aldo Medinaceli
Escritor y periodista
Realismo en la pintura