“Creo con toda mi alma en la posibilidad de una pintura americana. Será una pintura de expresión primitiva, ingenua, recia y personal, distinta de la del resto del mundo.”

JOSÉ MALANCA

Nace el 10 de diciembre de 1897 en San Vicente, Córdoba, en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Es un celebrado paisajista cordobés. Comenzó a pintar desde muy pequeño en el patio de su casa. En 1920 termina sus estudios en la Academia Provincial de Bellas Artes. Caraffa, Cardeñoza, Bigazzi y Gómez Clara son sus maestros. Éste último influencia su obra, al igual que tiempo después lo haría Fernando Fader. Alejandro Carbó le presta ayuda y respalda su vocación, regalándole una paleta y caja de pinturas que Malanca usa hasta sus últimos días. Durante sus años de estudiante expone junto a Antonio Pedone y Héctor Valazza en el Salón Fasce de Córdoba, recibiendo una crítica favorable. En 1923, Pedone, Valazza y Francisco Vidal, ganan una beca de perfeccionamiento otorgada por el Gobierno de la Provincia de Córdoba y ellos la comparten con Malanca. Visita y pinta Madrid, Segovia, Avila y Castilla en España; París, en Francia; Austria, Suiza e Italia. Allí estudia y trabaja frenéticamente. En 1925 se destaca su viaje a Zurich para ver la muestra retrospectiva de Giovanne Segantini que señalará una gran influencia en su pintura en la década del veinte. En 1926 regresa a Córdoba, continúa exponiendo y participando en salones. Gana una Beca que le permite viajar por América. Sale por el norte argentino a Bolivia y recorre Perú, Panamá, Cuba, EE.UU, México y Chile. Durante sus viajes actúa como corresponsal viajero del diario “La Voz del Interior”, enviando una serie de artículos, dibujos y fotografías que hablan de una América desconocida. Continúa pintando y exponiendo. Establecido en Córdoba, a partir de 1930 pinta paisajes de distintas provincias argentinas, viaja a Paraguay, Bolivia y Perú. En torno a su casa en el barrio San Vicente y su hogar de campo en “La Estancia”, cercana a Río Ceballos, se plasma su vigorosa y armónica vida social y familiar junto a su esposa, la poetisa peruana Blanca del Prado. En 1967 realizó la que sería su última exposición, en Villa Carlos Paz, Córdoba. Buscando nuevos paisajes emprendió un viaje a las provincias de Catamarca y La Rioja, donde la muerte lo sorprendió a la edad de 69 años, en un pequeño rancho de la localidad de Angulos, La Rioja el 31 de julio de 1967.