FERNANDO BOTERO (Medellín, Colombia, 1932)
Fernando Botero se graduó en 1950 en el Liceo de la Universidad de Antioquia, sita en su ciudad natal. Posteriormente viajó a España para estudiar a los grandes maestros de la pintura española.
Sus primeras obras de retratos, paisajes y escenas costumbristas estaban realizadas con una pincelada muy suelta, que se iría empastando progresivamente, al tiempo que tanto la perspectiva como las figuras se volvían arbitrarias. A principios de los años sesenta Fernando Botero se estableció en Nueva York, donde sus pinturas le granjearon una notable popularidad en el mercado artístico estadounidense. Entre sus obras más conocidas cabe destacar La alcoba nupcial, Mona Lisa a los doce años y El quite.
Su traslado a París coincidió con sus primeros trabajos escultóricos, que compartían las características de su obra pictórica. El estilo de Botero, plenamente figurativo, se caracteriza en lo plástico por cierto aire naïf, y en lo temático por la representación de personas y animales siempre como figuras corpulentas, incluso claramente obesas.
En la década de 1980 Fernando Botero se convirtió en uno de los artistas vivos más cotizados del mundo, y algunas esculturas suyas realizadas en bronce, mármol y resina fundida pasaron a ser parte integrante del paisaje urbano de muchas ciudades.
ESCULTURA
A partir de 1976 Botero empezó a dedicar cada vez más tiempo a la escultura. Su primera exposición como escultor tuvo lugar en el Gran Palais de París en 1977, con trece esculturas. En 1978 el artista presentó una serie de 32 obras en la Galería Brusberg de Hannover. La calidad de sus esculturas se hace más manifiesta cuando agiganta un fragmento del cuerpo humano o lleva al absurdo el contraste entre dos figuras o partes del cuerpo. Los más grandes reconocimientos al valor de su trabajo escultórico lo representan su exposición en los Campos Elíseos de París (1992) y en la Quinta Avenida de Nueva York (1993). Todos sus trabajos tridimensionales tienen un carácter arcaizante. Ello se debe, según explicaciones del propio artista, a su deseo de buscar las raíces en el arte precolombino y a cierta influencia del arte popular mexicano.
LAS FORMAS
Mucho se ha especulado sobre las “formas gordas” que produce Fernando Botero. Sobre su redondez es posible decir que hay placer visual cuando las percibimos, ya sea dentro de un espacio confinado o cuando están “libres”, en espacios grandes, como parques o avenidas. En las esculturas de Botero las formas parecen obedecer a una regla formal principal que consiste en el reblandecimiento del borde. En la pintura la gradación tonal con colores pastel es también una forma de reblandecimiento. Este aspecto ha encontrado variaciones y énfasis en los primeros años del siglo XXI. De todas maneras, esa constante formal se ha constituido en leit-motiv de la obra, una forma de sfumato contemporáneo.