ERNESTO SONEIRA (Córdoba, Argentina, 1908 – 1970)
Nace en Córdoba en el año 1908 y muere en la misma ciudad en 1970. Estudió en la Academia Provincial de Bellas Artes, teniendo allí como maestros a Francisco Vidal, Carlos Camilloni y Antonio Pedone. Egresó en 1935 con el título de Profesor de Dibujo y Pintura. Obtuvo también, en la misma institución, el de Dibujante Proyectista en Arquitectura. En 1936 consiguió una beca del gobierno provincial que le permitió viajar a Europa, junto con el escultor, también becado, Emilio Casas Ocampo. Estudió en París con Othon Friesz y tomó contacto con el fauvismo (a través de Matisse, Derain y Vlamninck) y la obra de Cézanne. Expuso en el Salón de Artistas Independientes de París (1938). Recorrió varias ciudades italianas y se especializó en la ejecución de frescos en Milán. A su regreso a Córdoba, en 1939, intentó introducir estas experiencias asimiladas durante su estancia europea, no sin dificultad. Su exposición individual en el Salón Blanco del Ministerio de Obras Públicas en 1940, que reunía paisajes y desnudos de corte fauvista, fue clausurada durante algunos días por el Ministro Bobone, argumentando «obscenidad». Ese mismo año fue nombrado maestro de Dibujo y Pintura ad-honorem en la Colonia Santa Catalina, donde realizó una pintura mural. Posteriormente, asumió una serie de obras decorativas en espacios de la Escuela Nacional A. Carbó. Entre 1943 y 1948 actuó como Profesor de Dibujo y Pintura en la Universidad Popular Argentina, en su filial de Córdoba.
A principios de los cincuenta incursionó brevemente en la geometría, lo que dificultó una vez más su aceptación en el medio. En 1959 se alejó en forma abrupta de la pintura y se dedicó a la docencia.
Designado Interventor del Museo Caraffa en 1955, permaneció en esa función hasta el año siguiente, en que asumió la Dirección de la Escuela Provincial de Artesanía. En el año 1972 participó en la muestra «Geométricos de Córdoba», que reunió a algunos de los referentes locales más importantes en esa línea de trabajo.
Su obra
Si bien tuvo varias etapas, nos ocuparemos de la más conocida, donde pone en práctica su gusto por la paleta fauve, muy cercano a las poéticas de Derain y Matisse, emparentado en ocasiones con el expresionismo de Vlaminck. En la figura humana, logra el volumen con la modulación del color (luces y sombras coloridas, y eliminación del negro de la paleta). A pesar de su diálogo con las corrientes europeas, el buen observador, descubre las enseñanzas de su maestro Vidal subyacentes en el buen dibujo y la estructuración de los cuerpos. Cuando trabaja los interiores, siguiendo el “clima de época” de la modernidad parisina, hay una ruptura expresa con la perspectiva renacentista: se rebaten los planos y se hace un uso “ingenuista” de la representación. Ha de recordarse, que Soneira es “Dibujante Proyectista en Arquitectura”. En todos los casos, la huella evidente del pincel y los continuos contrastes de color, tienden a dinamizar la composición. Este pintor, si bien realiza algunas pinturas murales (Colonia Santa Catalina, y gabinetes de la Escuela Nacional Alejandro Carbó) trabaja principalmente el óleo sobre tela, en formatos variables, de medianos a grandes. Desde el punto de vista plástico, uno de sus principales aportes es el saludable “escándalo colorístico” que abre los ojos y la percepción del público cordobés.