“Sólo el amor alimenta mi vida y me da el orgullo de existir”

Más conocido como Di Cavalcanti. Caricaturista, pintor, diseñador, ilustrador, grabador, muralista y escritor brasilero; diseñó además joyas y tapices. Cavalcanti fue uno de los artistas de vanguardia del siglo XX más reconocidos en Brasil y América Latina.

Nació en Río de Janeiro, Brasil, el 6 de septiembre de 1897. En 1908, comienza a recibir clases del pintor Gaspar Puga García. En 1914, publicó su primer trabajo como caricaturista en la Revista Fon-Fon.

En 1916 se matriculó en la Facultad de Derecho, estrenándose como dibujante en el Salón de los Humoristas de ese mismo año. Al año siguiente (1917) se trasladó a Sao Paulo, Brasil, conviviendo por ese tiempo con Mário y Oswald de Andrade, Tarsila do Amaral y Anita Malfatti, entre otros. Por esta época también frecuentó el atelier del pintor y profesor impresionista George Elpons.

En 1917, realiza su primera exposición individual en la redacción de «A Cigarra», en Sao Paulo. Hacia 1919, ilustró el libro “Carnaval”, de Manuel Bandeira.

En 1921 fue invitado a ilustrar el libro «Balada do Cárcere de Reading», de escritor Oscar Wilde, uno de los más renombrados del siglo XX.

En 1922 ideó La Semana de Arte Moderno, que se organizó en el Teatro Municipal de Sao Paulo, para la misma hizo la carátula del catálogo y expuso 11 obras.

En 1923, junto a Sergio Milliet viajó a Europa para estudiar. En el viejo continente conoció y convivió con los grandes de la pintura del siglo XX, tales como Pablo Picasso, Georges Braque y Henri Matisse, entre otros.

Di Cavalcanti también recibió influencias de Paul Gauguin, de Eugene Delacroix y de los muralistas mexicanos. El contacto que tuvo con el cubismo de Picasso, el expresionismo y otras corrientes artísticas de vanguardia, contribuyeron a aumentar su disposición para quebrar los paradigmas artísticos establecidos en su época e innovar en su arte sin perder la sensualidad tropical y el ambiente de su país. A su regreso a Brasil, en 1929, retomó la pintura de temas populares como favelas, obreros, soldados, marineros y fiestas populares. Son de esa época sus bellos retratos de mulatas, en esta fase consagró a la modelo y actriz brasilera Marina Montini. Este mismo año ingresa en el Partido Comunista y continúa haciendo ilustraciones. Durante la Revolución Constitucionalista de 1932, Di Cavalcanti cayó preso por primera vez y después de ser liberado se casó con Noêmia Mourão, su segunda esposa.

En 1935, regresó nuevamente a Europa. Hacia 1937, obtuvo la Medalla de oro por la decoración del Pabellón de la Compañía Franco-Brasilera, en la Exposición de Arte Técnica, en París.

En 1940 regresó por segunda ocasión a Brasil, residiendo en Sao Paulo.

En 1941, ilustró el libro «Uma noite na taverna / Macário», de Álvares de Azevedo.

Ganó, con Alfredo Volpi, el premio de mejor pintor nacional en la II Bienal de Sao Paulo, en 1953.

En 1954, se realiza una retrospectiva de su obra en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y hacia 1955 publicó el libro de memorias «Viagem de minha vida».

Murió en Río de Janeiro, Brasil, el 26 de octubre de 1976, a la edad de 79 años y dejando una rica obra pictórica y literaria.

PREMIOS Y HOMENAJES

En 1956, Recibió el primer premio en la Muestra de Arte Sacra, en Italia y en 1960, recibió medalla de oro por su participación con sala especial en la II Bienal Interamericana, en México. Fue Homenajeado con sala especial en la VII Bienal de São Paulo en 1963 y al año siguiente se hizo una Exposición conmemorativa de sus 40 años de artista, en la Galería Relevo, en el estado de Río de Janeiro, en este mismo año publicó el el libro «Reminiscências líricas de um perfeito carioca» y 1971, se realizó una retrospectiva de su obra en el Museo de Arte Moderno de São Paulo.

SOBRE SU OBRA

La obra pictórica de Emiliano di Cavalcanti está inevitablemente asociado a un hecho histórico y a un tema pictórico. El primero es la Semana de Arte Moderno, de la que fue el principal promotor, si no el autor de la propia idea. El segundo son las mulatas, personajes que de hecho constituyeron el tema predilecto de su obra, caudalosa y elocuente.

Di Cavalcanti pintó además jarrones de flores, paisajes, bodegones, pescadores, y escenas populares, samba y Carnaval con la misma gracia y encanto con el que pintaba a sus mulatas. Por ello, por lo menos a un nivel más inmediato, Di Cavalcanti parece el más brasileño de los pintores brasileños. Aun así, su identidad de brasileño pasa por el camino de la temática y se prende a un contenido narrativo tan fuerte como los asumidos por Tarsila do Amaral y Rubem Valentim.

Estilísticamente, Di Cavalcanti no intentó romper con los parámetros de la pintura figurativa de su época. Reflejó en cada unas de sus pinturas sus propias necesidades. Sus temas y las formas de abordarlos traspasaron las fronteras de lo nacional para convertirse en universales. En las obras más antiguas, como las que participaron en la «Semana», se siente la presencia del art nouveau y un cierto clima decadente de fin de siglo. Después, hay una ligera influencia del cubismo, que cada cierto tiempo reaparecía en el tratamiento de algunas formas. Más raramente, algunos cuadros tienen que ver con la pintura de los muralistas mexicanos (con los que compartirá también su posicionamiento político izquierdista).