Es tal la unidad de toda su producción, que algunos cuadros anticipan claramente sus primeros relieves e, incluso, anuncian las formas y los espacios de sus esculturas libres.

EDUARDO RAMÍREZ VILLAMIZAR    ((Pamplona, Colombia, 1922 – Bogotá, Colombia, 2004)

Fue un pintor y escultor colombiano. Pionero del arte abstracto y minimalista en su país. Eduardo Ramírez Villamizar hizo algunos años de arquitectura en la Universidad Nacional de Bogotá, entre 1940 y 1943, aunque desde adolescente se inclinaba por las artes plásticas.
Al dejar la carrera de arquitectura, comenzó a pintar en términos expresionistas, un poco a la manera de Georges Rouault. El paso definitivo al arte abstracto lo dio en París, poco después de su llegada a esa ciudad en 1950. Vinculado al arte geométrico, Ramírez no fue un epígono más, sino que realizó una obra personal, caracterizada por la relación estrecha de unas formas planas que, presididas por la línea recta o la línea curva, por diseño y color se imbrican o se engranan entre sí.
A veces la composición está dominada por las curvas, otras veces sólo hay rectas, aunque en la mayoría de los casos aparecen unas y otras en los más diversos acoplamientos. El colorido es variado, pero hay un predominio del rojo, el azul, el verde, casi siempre puros, y de los neutros, el negro, el blanco y los grises. La pintura abstracta de Ramírez fue el preámbulo necesario de su obra de escultor. Es tal la unidad de toda su producción, que algunos cuadros anticipan claramente sus primeros relieves e, incluso, anuncian las formas y los espacios de sus esculturas libres.
Ramírez Villamizar frecuentó los Estados Unidos desde los primeros años cincuenta y vivió en Nueva York de 1967 a 1974. Allí comenzó a trabajar láminas de plástico, inclinó los planos que siempre se habían mantenido como paredes, y estableció el espacio dentro de la escultura, logrando la definición de un estilo y la plena madurez de su carrera.
Desde una pintura como El dorado, de 1957, hasta numerosas construcciones de los ochenta, la obra de Ramírez Villamizar recuerda el arte precolombino.
El viaje a Machu Picchu, a fines de 1983, fue definitivo para la producción iniciada a comienzos del año siguiente, de grandes construcciones plenas de sobriedad y poderío.
Las construcciones de Ramírez Villamizar están vinculadas a las esculturas de componentes bidimensionales que se han llevado a cabo desde comienzos de siglo.