Constituye uno de los más importantes plásticos uruguayos del siglo XX.

Madí designa un modo de hacer arte que tiene la invención como horizonte y método e incluye a la creación como una esencia. Una de las características más importantes, y constantes, de la propuesta Madí fue el rechazo a la ortogonalidad y al geometrismo dogmático. El marco con formato irregular en la pintura y la articulación móvil en la escultura, fueron algunos de sus rasgos más originales y que más perduraron. Los óleos sobre cartón de Arden Quin, fechados entre 1945 y 1948, se caracterizan por sus marcos irregulares y los calados realizados en la superficie que permiten ver el muro sobre el que está instalada la obra. La superficie pictórica está ligeramente texturada y los colores son ligeramente terrosos. Luego de su instalación en París, pasa por un período de más de 15 años dedicado básicamente a la poesía. Retomará la pintura en la década del 70, con colores más puros y contrastantes y con superficies lisas. En los 90, sus obras se caracterizan por los círculos, los semicírculos, los triángulos, las líneas rectas y las grillas. La madera, el metal, el plástico, el acrílico, el aluminio y el plexiglás serán la base de brillantes colores. Entre el 2000 y el 2010 tuvo una fecunda creación, destacándose una gran cantidad de maquetas escultóricas, donde el espacio escultórico está suscitado por la combinación, distanciada por varillas blancas o cromáticas, de dos formas idénticas. Los contornos son nítidos y formulan figuras planas de aparente sencillez. Sus dimensiones no exceden los 39 cm x 24 cm. Son obras de gran dinamismo, se transforman en la medida que el espectador modifica su punto de vista. La iluminación hace el resto, enriqueciendo la percepción.