Su observación nos lleva a darnos cuenta de que el arte es el resultado de un trabajo minucioso, de la dedicación al ejercicio de hacer y, sobre todo, de una búsqueda constante de un lenguaje que se desarrolla en el tiempo.

La obra de Kim Yun Shin, en palabras de la directora del MMAMM, es «arte moderno que refleja un proceso de expansión y mixtura entre países». De esa manera se combinan «tradiciones culturales con poéticas locales y rasgos de artistas que se apropian de esos lenguajes».

La obra de Ricardo puede estar marcada por estudios realizados en obras de la antigüedad, ya sea por las posiciones de los cuerpos (que bien podrían recordarnos a los personajes esculturales de Miguel Ángel), algunos de los temas mitológicos que representa y sus simbologías, y su apoyo en la perspectiva renacentista. Además, no es azarosa la elección del tamaño de sus obras, ya que pueden remitir a frescos como los de la Capilla Sixtina; y su conversación directa con la arquitectura.

Sus pinturas son un reflejo fiel pero transformado del paisaje suburbano: fabricas y camiones, auto viejos amontonados, gente humilde mirando un partido de fútbol por televisión bajo un puente, parejas besándose o tocándose contra una pared o bajo unos árboles, chicos jugando a la pelota en potreros y cirujas merodeando el lugar, se contraponen con las imágenes de siluetas esbeltas de los carteles publicitarios, que despiden su ideología consumista, en medio de altos y grises edificios de departamentos.

“Es muy importante hacer una retrospectiva como la de Eugenio Cuttica, en la cual se involucran todas las áreas del Museo; y la excelencia del montaje tiene que ver con cómo trabaja el MNBA”.
Marcela Cardillo - Directora ejecutiva del MNBA