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Carlos Alonso. Pintura y memoria

12 abril, 2019 - 14 julio, 2019

Llega al Bellas Artes “Carlos Alonso. Pintura y memoria”

El Museo Nacional de Bellas Artes inaugura el 12 de abril, a las 18, la muestra “Carlos Alonso. Pintura y memoria”, que reunirá en el Pabellón de exposiciones temporarias 54 obras del artista argentino. “No puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso”, asegura el director del Bellas Artes, Andrés Duprat. “Es un hilo que la tensa, la denuncia, la interpela y la enmienda, a la vez que la sabe irreparable. Entre la alegoría y el realismo crudo, descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas y preguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella”, agrega. La exhibición, curada por María Florencia Galesio y Pablo De Monte, investigadores del Museo, incluye pinturas y collages creados entre 1963 y 1989, y se organiza en dos ejes temáticos que permiten comprender cómo la reiteración de temas –la carne de res o humana, por ejemplo–, en distintas épocas de la producción de Alonso, opera como nexo para construir nuevas lecturas. El primero de los ejes es “Pintura y tradición”, que comprende los collages de la serie “Blanco y negro”, y las piezas que citan y rinden homenaje a sus maestros y a grandes artistas de la historia del arte, entre ellos, Lino Enea Spilimbergo, Vincent van Gogh, Gustave Courbet y Pierre-Auguste Renoir. El segundo núcleo, “Realidad y memoria”, presenta trabajos en los que el artista reflexiona sobre la historia argentina y manifiesta su compromiso social y político, como en la serie dedicada a la muerte de Ernesto “Che” Guevara. Además, la reconstrucción de la instalación “Manos anónimas”, originalmente creada en 1976, ocupará un lugar central en el recorrido de la muestra. La pieza fue realizada para “Imagen del hombre actual”, una exposición que iba a presentarse en el Museo Nacional de Bellas Artes, pero que fue suspendida como consecuencia del golpe de Estado. Las obras exhibidas provienen del patrimonio del Bellas Artes, la colección del artista, el Museo Provincial de Bellas Artes “Timoteo E. Navarro”, el Museo Municipal de Bellas Artes “Dr. Genaro Pérez”, Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Caraffa”, la Fundación Alon, la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat y coleccionistas particulares. En opinión de los curadores, el artista, nacido en 1929 en Mendoza, pone al servicio de la expresión recursos técnicos que maneja con gran ductilidad. “Historia, memoria y realidad encuentran en la obra de Alonso una síntesis y una mirada crítica, potenciada por una imagen de gran expresividad que esta exposición invita a descubrir”, sintetizan Galesio y De Monte. “La exposición es una manera de honrar la figura, la producción y la trayectoria de Alonso; pero sobre todo, es un modo de agradecer la persistencia de una mirada inclaudicable que da sustancia a la memoria plástica de nuestro país”, concluye por su parte Duprat. “Carlos Alonso. Pintura y memoria” cuenta con el apoyo de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes. La inauguración de la muestra será el viernes 12 de abril, a las 18, con entrada gratuita. Del 13 de abril al 14 de julio, podrá visitarse de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20. El Museo, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, está ubicado en Av. del Libertador 1473 (Ciudad de Buenos Aires). El valor de la entrada para argentinos y residentes en el país será de $100 (cien pesos), exceptuando de su pago a menores de 12 años, personas con discapacidad, jubilados y docentes con acreditación, y grupos de estudiantes. Los visitantes extranjeros abonarán $200 (doscientos pesos), monto que incluye el ingreso al Pabellón de exposiciones temporarias. Los martes el ingreso será gratuito, y todos los días, desde las 18.45 hasta el horario de cierre del Museo (lunes: cerrado).

Sobre Carlos Alonso

Nació en Tunuyán, Mendoza, el 4 de febrero de 1929. A los 14 años ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, donde tuvo como maestros a Sergio Sergi en dibujo y grabado, Lorenzo Domínguez en escultura, o Francisco Bernareggi y a Ramón Gómez Cornet en pintura. En 1953, se trasladó a Buenos Aires y expuso su obra en la Galería Viau. Esta galería le proporcionó una suerte de beca para viajar a Europa y recorrer París, Madrid y Londres, donde visitó los grandes museos. En 1957, ganó el concurso convocado por la editorial Emecé para ilustrar la segunda parte de Don Quijote de la Mancha y, en 1959, ilustró el “Martín Fierro”. Unos años más tarde, se trasladó a la Toscana para conocer de primera mano los escenarios de la vida de Dante, ante de realizar las ilustraciones de “La Divina Comedia”. En 1976, tras el golpe de Estado, se exilió en Italia. En 1977, su hija Paloma desapareció. Dos años más tarde se instaló en Madrid. En 1981, regresó a Buenos Aires y, al año siguiente, se radicó en Unquillo, Córdoba, donde reside en la actualidad. En 1990, le encargaron las pinturas para los paneles centrales en la cúpula del Teatro Libertador General San Martín de esa provincia. A lo largo de su extensa carrera, realizó numerosas exposiciones individuales y colectivas en la Argentina y en el extranjero, tanto en museos como en galerías de arte: Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Eduardo Sívori, Centro Cultural Recoleta, Art Gallery International, Galería Palatina, Ro (Buenos Aires), Museo Nacional de Bellas Artes (México), Museo de Arte de La Habana (Cuba), Galería Giulia (Roma), Eidos (Milán), Bedford Gallery (Londres) y Galería Juana Mordo (Madrid), entre otros. Entre otras distinciones, recibió el Premio Konex de Platino en dos ocasiones (1982 y 1992), y en 2012, el Premio Konex Mención Especial a la Trayectoria en Artes Visuales, por el trabajo de toda su vida. En 2018, obtuvo el Premio Nacional a la Trayectoria Artística del 107.° Salón Nacional de Artes Visuales, otorgado por la Secretaría de de Cultura de la Nación.

El arte acoge la historia y nos la ofrece de diversos modos: como telón de fondo, bajo la forma de una vaga alusión, ocupando la escena en forma plena. Se trata de un doble movimiento: mientras sucede la historia en el arte, también sucede la historia del arte. No puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso. Es un hilo que la tensa, la denuncia, la interpela y la enmienda, a la vez que la sabe irreparable. Entre la alegoría y el realismo crudo, descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas y preguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella. En Alonso siempre hay un exceso: de representación, de clausura de la representación, de alegorismo político y de enigma irresuelto. La carne se vuelve violencia, historia del drama argentino que retorna como pesadilla desde la gauchesca del siglo de las montoneras federales hasta los desaparecidos. Pero, además, se vuelve carne, materia primaria de la vida que muestra la muerte. Hay cadáveres, una y otra vez. Para que haya Argentina, ha de haber cadáveres, como en La lección de anatomía, de Rembrandt, recuperada por Alonso en la escena mortuoria del Che Guevara. Y hay invariantes históricas. Sin pan y sin trabajo o Sin pan y con trabajo son anverso y reverso de un mismo dolor replicado en abismo por la historia nacional, que insiste en sus pulsiones oscuras. Hay cuartos revueltos, hombres de gafas oscuras y bigotes castrenses, y vísperas de un suceso luctuoso. Se trate de Vincent van Gogh o de Lino Enea Spilimbergo, sus sombras tutelares, en las que el artista se ampara y sobre las que funda su estética, las escenas donde retrata a personajes desencajados son sobrecogedoras: algo ha sucedido allí y algo está por suceder. Es la tragedia humana vista por el artista y vuelta a ver por el espectador que es observado desde el lienzo. Estas y otras dimensiones de la experiencia –ver la obra de Alonso es, ante todo, una experiencia de la que no salimos incólumes– son propuestas en esta exposición del Museo Nacional de Bellas Artes, a manera de honra a su figura, a su producción y a su trayectoria. Pero sobre todo, es un modo de agradecer la persistencia de una mirada inclaudicable que da sustancia a la memoria plástica de nuestro país.

Andrés Duprat /

Director Museo Nacional de Bellas Artes

 

Carlos Alonso. Pintura y memoria

Inauguración: 12 de abril/ Cierre: 14 de julio de 2019

Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes Av. del Libertador 1473, Buenos Aires +54 11 5288 9900 www.bellasartes.gob.ar

Horarios: de martes a viernes, de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20

Detalles

Comienza:
12 abril, 2019
Finaliza:
14 julio, 2019

Local

Museo Nacional de Bellas Artes
Av. del Libertador 1473
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
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