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Bienal de Venecia 2011 – Pabellón Argentino
4 junio, 2011 - 27 noviembre, 2011
La obra que Adrián Villar Rojas presenta en la Bienal de Venecia pertenece a una serie de esculturas monumentales realizadas en arcilla que surgen de historias de ficción y posibilidades científicas. Puede ser considerada como la manifestación material de unos universos alternativos (multiversos), una aparición que cuestiona nuestras nociones cotidianas de la realidad y el mundo. Las figuras poseen una escala sobrecogedora y superficies añosas. Parecen los restos de un Imperio devastado o las ruinas de una cultura antigua que desapareció hace tiempo atrás. Pero su apariencia es engañosa. Estos volúmenes erigidos como monumentos podrían ser también una posible transfiguración de nuestro presente, o incluso una mirada hacia un porvenir potencial. Pasado, presente y futuro se funden en ellas, desarticulando todo sentido de la temporalidad. Villar Rojas toma su inspiración de la teoría de los multiversos. Ésta establece que es posible que existan diversos universos como consecuencia de pequeñas variaciones en los procesos evolutivos del cosmos. En estos mundos paralelos, los humanos y otras criaturas tienen formas, apariencias y propiedades diferentes. Así, las esculturas pueden ser vistas como la materialización de estos seres o como una variación de nosotros mismos. Simultáneamente, se cuenta una historia. Los miembros de una civilización final se juntan en un viejo anfiteatro para representar sus orígenes hasta que mueren. Sus restos son ahora la última obra de arte de su historia, un último acto estético. “Construyo monumentos porque no estoy listo para perder nada”, asegura Adrián Villar Rojas. Pero igualmente hay una sensación de pérdida aquí. Las esculturas remiten a algo extraordinario y bello que somos incapaces de comprender. Son monumentos a una memoria ignota y metáforas de una resistencia silenciosa.
Una última obra de arte de la humanidad.