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ALFREDO JAAR. ESTUDIOS SOBRE LA FELICIDAD

21 noviembre, 2014 - 1 marzo, 2015

La exposición que presentamos reúne la casi totalidad de la producción temprana de Alfredo Jaar realizada en Chile entre 1973 y 1981, y se completa con algunas obras que refieren a Chile y que fueron llevadas a cabo en Nueva York. Estos trabajos, exhibidos por primera vez en Buenos Aires, plantean su singular modalidad de abordar el hecho artístico y de construir una poética propia, pero, fundamentalmente, presentan algunas de las estrategias que aún hoy forman parte de su práctica artística: las intervenciones en el espacio público, la reflexión sobre el modo en que la información es manipulada por los poderes hegemónicos y la reposición poética de las imágenes que son suprimidas por el régimen dominante de la información.

Cuando Chile “se apagó”, al decir de Patricio Fernández, Jaar tenía diecisiete años. Así, sus primeros ejercicios como artista se vinculan con el intento por elaborar, resistir, disentir, en definitiva, lidiar -poéticamente- con una realidad brutalmente impuesta. De este intento dan cuenta las obras que conforman esta exposición, que toma su nombre del primer proyecto de largo aliento que el artista realizó en Chile entre 1979 y 1981.

Estudios sobre la Felicidad es una obra que, en plena dictadura, se apropió del espacio público para instalar en la ciudadanía una pregunta aparentemente ingenua pero que, en ese contexto, encerraba una profunda dimensión política: “¿Es usted feliz?”. A través de una serie de encuestas, Jaar solicitaba a los transeúntes que votaran por sí o por no. Los resultados, dispuestos en paneles y volcados a través de material audiovisual, conforman un proyecto que conjuga las estrategias propias del arte conceptual pero que, a la vez, excede los marcos del arte para convertirse en un espacio de libertad -de expresión, de ejercer el derecho a votar- e incluso, un espacio de reflexión personal y existencial que, al ser desplegado en la vía pública, activa significativamente su dimensión social.

Haber dejado Chile para radicarse en Nueva York no implicó para Jaar dejar de ocuparse de Chile, sino más bien lo contrario. Así, varias de las obras incluidas en esta exposición y producidas entre 1983 y 2012 dan cuenta de un arco extenso de tiempo en el que, obstinadamente, Jaar se empeñó en articular un proyecto que deja ver a las claras lo que todos intuimos o sospechamos desde siempre: el gobierno de Estados Unidos estuvo directamente implicado en los golpes de Estado que varios países latinoamericanos sufrieron cuando intentaban emprender procesos revolucionarios.

Por supuesto que no es necesario preguntarse el por qué de una exposición de Alfredo Jaar en el Parque de la Memoria. Pero si lo fuera, una de las tantas respuestas posibles podría buscarse en el carácter “aspiracional” y en la vocación política del arte de Jaar, un arte que, al igual que el Parque de la Memoria, anhela movilizar certidumbres, deshabituar pensamientos y que, a pesar del desafío que implica, asume día tras día la difícil tarea de articular poética y política, ética y estética.

Florencia Battiti, curadora Parque de la Memoria – Monumentos a las Víctimas del Terrorismo de Estado

Alfredo Jaar. Punto Ciego

Dentro de este espacio se expone el film de una imagen que apenas sucede. Durante gran parte del día solo veremos un plasma vacío, con cierto gránulo, silencio. El escenario de un acontecimiento casi imperceptible. En ciertos momentos se percibe un espacio interior, inmóvil, determinado por tres planos que se juntan, tres líneas unidas en un punto: un ángulo, la esquina de un vacío. Un punto de fuga, el punto ciego de la historia.

La imagen corresponde a un espacio que existe en algún lugar del Parque de la Memoria, que sostiene un vínculo con el espacio exterior y que es, por lo tanto, sensible a los cambios de la luz del día. El tiempo es real, lo que vemos es lo que en ese instante está sucediendo. La imagen se impregna de verdad.

Punto Ciego representa un movimiento reductivo, radical en su renuncia absoluta a todo efecto seductor. La no-imagen nos empuja dentro de nosotros mismos. Conforma una estructura meditativa. Es, podríamos pensar, una respuesta reactiva ante el frenesí por los archivos que invade las expresiones del arte contemporáneo. En lugar de alinear documentos en una operación fetichizante que en ocasiones despolitiza (el empaste de registros que no permite ver, no permite escuchar, no permite pensar). Jaar busca aproximarnos a una política de la percepción. La no-imagen, esa ausencia, el texto que antes de entrar nos informa y nos predispone: un mecanismo acotado que luego nos deja quietos, solos.

Toda la obra de Alfredo Jaar podría pensarse como una investigación intensa en torno al poder de las imágenes. Su construcción y su instrumentalización. Los dispositivos que conforman su capacidad de conmover, que la vuelven ineludible y que activan su fuerza transformadora. Imágenes que en el acto de percepción se vuelven inolvidables. El poder de una imagen de impregnar el acto de verla con una particular emoción que deja una marca, un recuerdo específico. No el que proviene del espectáculo de la violencia ni de su estetización ni de la acumulación de documentos, sino el que proviene tanto del tiempo en el que navegamos en nuestros recuerdos del momento al que la obra remite, como del tiempo real, verdadero, con el que se conecta: el tiempo presente en el que transcurre nuestra percepción.

Andrea Giunta, Universidad de Buenos Aires

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Detalles

Comienza:
21 noviembre, 2014
Finaliza:
1 marzo, 2015
Categoría del Evento:

Local

Parque de la Memoria
Av. Costanera Rafael Obligado 6745
CABA, Buenos Aires Argentina
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