Abel Barroso: Cuando caen las Fronteras

CUANDO CAEN LAS FRONTERAS

Abel Barroso está luchando a brazo partido para derribar cualquier muro. Quiere un planeta continuo, con tersura de caminos transitables en todas direcciones. A su manera, está zarandeando las cosas. Para comenzar, en la formidable pieza El mundo es plano, ha configurado de otro modo el archiconocido mapa político del planeta. Y además ha creado todo un conglomerado de arquitecturas y aparatos migratorios: una máquina expendedora de visas a la manera de artefactos para vender bebidas o cigarros, aeropuertos convertidos en casas temporales, viviendas que se arman y desarman en cualquier sitio mientras esperamos un visado, una línea de horizonte citadino hecho con la reunión de pequeños fragmentos de maderas ensamblados de forma totalmente artesanal. Y es que la perspectiva lingüística desde la cual habla Barroso es siempre la del Sur. Curiosamente, es una perspectiva que se dedica a modelar los mensajes y los bienes del Norte. Se las ha ingeniado para que los circuitos de información y comunicación de las grandes urbes globales estén configurados con lo tradicional local a través de la elección de sus materiales y su modo artesanal de producción artística. Ese contrapunto es cardinal en su obra y en él se basa su método de trabajo. ¡Qué no haría el creador que le robó hace años las matrices a los grabados, que hizo tecnología de comunicación de punta con maderas de Pinar del Río y que fabrica telefonía móvil con palitos de cedro! (Texto: Corina Matamoros)