René Portocarrero

La especialista Adelaida de Juan, en su obra Pintura Cubana: Temas y Variaciones, refiere acerca de la obra de René Portocarrero:
«A partir de la década de 1940, surgen nuevas visiones de la ciudad. Además de la ciudad nocturna de Víctor Manuel, se inician los numerosos acercamientos que hace Portocarrero. Primero son los Interiores del Cerro, en los cuales el ornamento de la arquitectura y el mobiliario enroscan y engloban toda la composición, incluyendo la figura humana. Luego, en la década del cincuenta, ya es la ciudad toda y no sólo un barrio; paro es ciudad que se ha adelgazado y afinado hasta convertirse casi en plano arquitectónico. Su color es dedicado y triste y su esquematismo, mera sugerencia de una ciudad despersonalizada. En la década del sesenta resurge la exuberancia inicial de la línea y del color, pero ya no ceñida al Cerro sino en un despliegue total del color, gran síntesis de edificios, calles, estatuas y, sobre todo, la atmósfera misma de una ciudad reencontrada por el pintor.»