Ernesto Soneira

Si bien tuvo varias etapas, nos ocuparemos de la más conocida, donde pone en práctica su gusto por la paleta fauve, muy cercano a las poéticas de Derain y Matisse, emparentado en ocasiones con el expresionismo de Vlaminck. En la figura humana, logra el volumen con la modulación del color (luces y sombras coloridas, y eliminación del negro de la paleta). A pesar de su diálogo con las corrientes europeas, el buen observador, descubre las enseñanzas de su maestro Vidal subyacentes en el buen dibujo y la estructuración de los cuerpos. Cuando trabaja los interiores, siguiendo el “clima de época” de la modernidad parisina, hay una ruptura expresa con la perspectiva renacentista: se rebaten los planos y se hace un uso “ingenuista” de la representación. Ha de recordarse, que Soneira es “Dibujante Proyectista en Arquitectura”. En todos los casos, la huella evidente del pincel y los continuos contrastes de color, tienden a dinamizar la composición. Este pintor, si bien realiza algunas pinturas murales (Colonia Santa Catalina, y gabinetes de la Escuela Nacional Alejandro Carbó) trabaja principalmente el óleo sobre tela, en formatos variables, de medianos a grandes. Desde el punto de vista plástico, uno de sus principales aportes es el saludable “escándalo colorístico” que abre los ojos y la percepción del público cordobés.