Édgar Negret
«Yo dejo esculturas de dioses que aún no han sido soñados o de deidades que debemos revivir. Dejo tótemes sin templos, espacio reinventado, talismanes para el hombre que ya ha dejado de creer»
Edgar Negret
BIOGRAFÍA
ÉDGAR NEGRET
Nacido el 11 de octubre de 1920 en Popayán, Colombia, Negret estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cali, Colombia. Gaudí y Brancusi fueron los artistas más influyentes en su formación.
Estudió en el Clay Club Center de Nueva York, donde aprendió el ensamblaje de materiales, de las láminas metálicas y alambre.
Vivió temporalmente en Nueva York, París y Madrid.
Fue en los primeros años de la década de 1950 cuando comenzó a hacer series escultóricas abstractas como sus dispositivos mágicos, construcciones que ocasionalmente movían piezas de metal. Sus materiales de trabajo fueron muy diferentes ya que incluían yeso, cerámica, acero y hierro y aluminio.
Negret expuso su trabajo en la Exposición Internacional de Pittsburgh, y en 1957-1965, Negret fue invitado a participar en la Bienal de São Paulo. En la 34ª Bienal de Venecia, su obra recibió el Premio Internacional de Escultura David E. Bright.
Édgar Negret fue un artista conocido por sus esculturas geométricas. Sus obras representaban formas naturales como el sol y las flores utilizando materiales industriales.
El artista murió el 11 de octubre de 2012 en Bogotá, Colombia.
Hoy, sus obras se encuentran en las colecciones del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Stedelijk de Ámsterdam y el Museo de Arte Moderno de Bogotá.
“Las metamorfosis y la mayor parte de la última obra de Edgar Negret salen del límite de “construcción” para asomarse a otro mundo en donde el movimiento, todavía congelado como en una cadencia de fotografías, se sobrepone al espíritu del material que lo conforma: lo inmóvil, se mueve. Lo establecido y aferrado a la tierra, elevándose se afirma en algún nuevo espacio. El asceta severo parece encontrar casi lo imposible: la vitalidad del metal y su tibieza. Pero no es solamente la forma, ni el espacio que captura eso que afirma la aparente contradicción. Es algo más, mucho más profundo: la escultura de Negret ha empezado a expresarse con calidez del hombre que la crea. Deja de ser la forma pura y comienza, magnífico milagro, a ser en otra dimensión del lenguaje el reflejo de su creador. Ya no es sólo búsqueda estética, sino también encuentro ético, tomada esta palabra en su viejo sentido griego de casa y abrigo: Etos es el lugar: lo que marca. El origen que identifica.
Sólo el gran arte es ético. Surge desde su origen como una necesidad expresiva. Y su fuente –la fuente de la que se nutre– no es lo exterior, sino lo entrañable. No lo extranjero, sino lo íntimo. Surge del ser y se afirma creando su propio terreno y fundando su propia verdad”.
- Antonio Montaña, 1978