Clorindo Testa
BIOGRAFÍA
CLORINDO TESTA (Nápoles, Italia, 1923 – Buenos Aires, Argentina, 2013)
Clorindo Manuel José Testa, hijo de Giovanni Andrea Testa, médico italiano radicado en Argentina, y de Esther Manuela García, argentina, nace por deseo paterno en Nápoles, Italia, el 10 de diciembre de 1923. Pocos meses después llega con su familia a nuestro país.
Crece en Recoleta, Buenos Aires. Cursa sus estudios primarios en la Escuela Montessori y en el Colegio Italiano. Finaliza el secundario en el Colegio Marista Champagnat.
Tras un paso breve e infructuoso por Ingeniería Naval e Ingeniería Civil, encuentra su pasión en la carrera de Arquitectura, egresando en 1947 de la Universidad de Buenos Aires. Al año siguiente gana una beca de la universidad para realizar un viaje de estudios de tres meses por Europa, que se convierte en una estadía de dos años.
Ya de regreso, se incorpora a la Oficina del Plan Regulador de Buenos Aires, órgano municipal inspirado en las ideas de Le Corbusier, único arquitecto al que Testa reconoce como figura influyente en su pensar arquitectónico.
En 1951 pasa a formar parte de la Dirección de Urbanismo de la Municipalidad de Buenos Aires; ese mismo año, junto a Boris Dabinovic, Augusto Gaido y Francisco Rossi, gana el concurso para edificar la sede de la Cámara Argentina de la Construcción, su primera obra construida.
El año 1952 es pivotal para su carrera, puesto que realiza su primera exposición individual en la Galería van Riel, dando así comienzo a su doble actividad profesional: el arte y la arquitectura.
Se casa con Teresa Bortagaray en 1962 y pasan su luna de miel en la India y también Europa, destino regular de Clorindo, quien va cada dos o tres años a ver parientes y amigos. En 1969 nace su hija Joaquina.
A lo largo de su trayectoria, diseña edificios públicos y privados, incorporando las características distintivas de su arquitectura: el uso del hormigón, los colores primarios y las formas puras.
Entre sus construcciones más destacadas se encuentran el Banco de Londres y América del Sud (hoy Banco Hipotecario) y la Biblioteca Nacional, ambas consideradas como obras paradigmáticas de la arquitectura brutalista de la región.
En las décadas subsiguientes, realiza proyectos como el Hospital Naval Central, en cuyo diseño queda plasmada su pasión por los barcos, y otros edificios emblemáticos del paisaje urbano de la ciudad de Buenos Aires, como el Paseo del Pilar (hoy Buenos Aires Design), el auditorio del centro budista Soka Gakkai o el Museo del Libro.
Una parte de su actividad se destinó a la construcción de viviendas particulares, ubicadas tanto dentro como fuera de los límites de la capital, manteniendo un estilo muy propio e identificable.
Su obra plástica resulta indisociable de su obra arquitectónica: toda su producción está atravesada por reflexiones alrededor de temas como el de las grandes ciudades y las condiciones de vida en espacios urbanos. En 1957 se integra al Grupo de los Siete Pintores Abstractos, más tarde vinculados a la Revista Boa, y desde 1958 actúa junto al Grupo de los Cinco.
En 1975 pasa a formar parte de manera orgánica del Grupo de los 13 en el CAyC (Centro de Arte y Comunicación), con quienes expone regularmente hasta 1994. Desde entonces, exhibe de manera asidua en galerías y museos del país, tanto de manera individual como en exposiciones colectivas, y en bienales nacionales e internacionales. Entre sus series más notables se encuentran: Composiciones en Blanco y Negro, La Peste en Ceppaloni, Mediciones, Gritos, Manzanas de Buenos Aires y Cuadrículas.
En la actualidad, su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas como:
Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, Buenos Aires.
Colección Cancillería Argentina, Buenos Aires.
Colección Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), Buenos Aires.
Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires.
Museo de Arte Moderno (MAMBA), Buenos Aires.
Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Buenos Aires.
Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York, Estados Unidos.
Fallece en Buenos Aires el 11 de abril de 2013.
CLORINDO TESTA (1923-2013)
Creador de obras emblemáticas de la ciudad de Buenos Aires, tales como la Biblioteca Nacional y el Ex Banco de Londres, entre otras.
Clorindo Testa fue Arquitecto y pintor argentino de origen italiano. Formado como arquitecto en la Universidad de Buenos Aires, inició en 1948 su carrera profesional y ya en los años 50 su labor mereció importantes galardones y reconocimientos. Tras una estancia formativa de dos años en Italia, mantuvo, paralelamente a su trayectoria como arquitecto, su interés por la pintura.
Fue el primer representante de la nueva generación de arquitectos argentinos, y diseñó junto a Santiago Sánchez Elía, Federico Peralta Ramos y Alfredo Agostini el edificio para el Banco de Londres y América del Sur en 1966, obra que, por su gran originalidad, una síntesis de funcionalidad y rigor estético, marcó un paso decisivo en el desarrollo de la arquitectura argentina de aquellos años.
Clorindo Testa participó asimismo, junto con Francisco Bullrich y Mabel Cazzaniga, en otras importantes realizaciones de la década, como la Biblioteca Nacional (1962).
Entre sus obras más destacadas figuran la Cámara Argentina de la Construcción (1951), la Casa del Gobierno de Santa Rosa, La Pampa (1955), el Banco Hipotecario Ex, Banco de Londres (1960), la Biblioteca Nacional (1862), Comisión Nacional de Valores (1970), Hospital Naval Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo (1970), Edificio Aerolíneas Argentinas (1973), Edificio Rodriguez Peña 2043 (1975), Torre Castex (1975), Plaza del Pilar- Buenos Aires Design (1991), Universidad Torcuato Di Tela. Campus Alcorta (1998) y el Centro Cultural de la ciudad de Buenos Aires. Como pintor se interesó por el informalismo; en los 70, momento de atomización de tendencias en la pintura argentina, formó parte del grupo CAYC (Centro de Arte y Comunicación) que, impulsado por Jorge Glusberg, afianzó en la Argentina el arte conceptual.
Clorindo Testa (1923-2013)
Si bien nacido en Nápoles, Italia y llegado a Argentina a los cinco años, Clorindo Testa era, sobre todo, un hombre de Buenos Aires. Un flâneur porteño. Arquitecto deslumbrante y artista genial, fue producto de una ciudad culta y apasionada de la cual se nutrió y extrajo sus principales cualidades. Formado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA), siempre prefirió el bajo perfil y que sus obras hablaran por él. Estudiante brillante descubrió tempranamente la modernidad en la arquitectura y adoptó al maestro Le Corbusier como referente y modelo profesional a seguir. Para Clorindo Testa, pintura, escultura y arquitectura eran parte de un único universo creativo e intelectual, donde muchas veces es difícil determinar los límites entre lo uno y lo otro. Sus pinturas abstractas y expresivos dibujos de un tono intimista y severo contrastan con una arquitectura que siempre busca contagiar optimismo y alegría. Pareciera que esa dualidad vivía y tensionaba dentro de Testa. Viaja a Europa en 1949 con una beca de estudio para jóvenes graduados de la UBA y vuelve tres años después asumido como arquitecto y artista plástico.
Por esos días expone sus cuadros en las galerías porteñas y a los 28 años gana, junto a otros colegas, su primer concurso de arquitectura. El racionalista edificio de 1951 para la Cámara Argentina de la Construcción sería el inicio de una larga y dilatada trayectoria profesional. Testa se convertiría en el arquitecto argentino que más premios ha logrado cosechar en concursos de arquitectura a lo largo de todo el siglo 20. Esto da cuenta de su enorme voluntad y calidad de trabajo, pero también de la empatía y el respaldo que sus expresivas e innovadoras propuestas han tenido en el resto de la comunidad arquitectónica argentina. A diferencia de otros grandes arquitectos argentinos, Testa no cosechó enconos o enemistades. Su obra, por compleja y vanguardista, puede resultar polémica pero es imposible encontrar colegas que hayan tenido algún pleito con él; y eso no es poco en un ambiente tan competitivo y narcisista como el de la arquitectura. La humildad, sencillez y generosidad siempre lo han distinguido como un verdadero y elegante caballero.
Los primeros premios para las obras del Centro Cívico de la Provincia de La Pampa y la Biblioteca Nacional en Buenos Aires lo catapultan a la categoría de form giver y legitiman al monumentalismo brutalista como un territorio exploratorio posible para las condiciones económicas y tecnológicas de la argentina desarrollista de finales de los cincuenta. El de La Pampa será un conjunto donde sobresale un imponente volumen prismático de 180 metros de largo en código Le Corbusier de Chandigarh, donde sobresalen las cuidadas proporciones, sombras, llenos y vacíos de un gran ajuste plástico, revelando una sólida formación académica. En la biblioteca, un contundente “partido” libera el espacio público a nivel peatonal, concentra los depósitos de libros bajo tierra y hace crecer, mediante un monumental “árbol” de concreto, salas de lectura en un gesto orgánico de enorme potencia morfológica. También de esa época son el modelo urbanístico para el sector de Catalinas Norte y las intervenciones en los cementerios de la Chacarita y Flores, como producto de su trabajo en el área de urbanismo de la Municipalidad de Buenos Aires.
En 1964, Testa será convocado por el solvente y experimentado estudio SEPRA para participar en un concurso privado para la nueva sede del Banco de Londres en plena ciudad financiera porteña. El edificio resultante para la esquina de Reconquista y Bartolomé Mitre es la mejor obra moderna de arquitectura en Argentina durante el siglo 20, y una de las mejores en el mundo moderno. La combinación entre la solvencia profesional y rigurosidad constructiva del estudio de los arquitectos Sánchez Elia, Peralta Ramos y Agostini, junto a la vanguardista creatividad de Testa, produjo un resultado de gran particularidad y expresiva belleza. Una propuesta innovadora de una modernidad ciertamente influenciada por el último Le Corbusier, pero dotada a la vez de una calidad contextual dentro del denso tejido tipológico del barrio antiguo de la ciudad que es destacable y en la que el alumno supera al maestro. La esquina es tratada como una plaza abriendo la trama de potentes pórticos de concreto y dando entrada monumental mediante este espacio de transición techado de colosal altura, a la caja interna y transparente que encierra las funciones del banco. Allí, la organización espacial genera una experiencia dinámica y sugestiva de planos y bandejas suspendidos en el espacio. Testa rompe con la imagen de un banco tradicional y la moderniza de manera radical, pero al mismo tiempo produce una compleja lección de cómo dialogar y convivir de manera amable y respetuosa entre fuertes gestos y formas arquitectónicas con la ciudad preexistente.
Clorindo Testa fue un creador multifacético, no dogmático, de un gran oficio y capacidad creativa. Sus obras de intervención en el antiquísimo conjunto colonial de los monjes recoletos, en los setenta, dieron lugar a uno de los centros culturales públicos más dinámicos de la ciudad, haciendo popular la idea de reciclar e instalar una toma de conciencia respecto del patrimonio arquitectónico y sus potencialidades. Sus viviendas también serían motivo de experimentación y búsqueda de una poética singularmente provocativa, desde los volúmenes coloridos e irregular geometría de las casas La Tumbona y Capo Testa en la costa argentina, hasta los edificios de vivienda colectiva como el logrado conjunto de la calle Castex 3335. Para esa obra, Testa trabaja la idea de balcones-patio para los departamentos y logra una inserción no traumática de la tipología en torre dentro del tejido compacto de la manzana porteña. Testa demuestra todo el tiempo que primero es la ciudad, aún en una arquitectura de gestualidad formal tan potente como la suya. Su paso por la docencia universitaria fue fugaz, tuvo una cátedra en la UBA a finales de los cincuenta pero al poco tiempo supo que eso no era para él; no encontró ese placer y concentración que sólo le daban su estudio, atelier, y el diálogo ensimismado y lúdico con sus obras. Eso no obstó para que la propia universidad lo nombrara Doctor Honoris Causa, y que años más tarde, en 2006, la ciudad de Buenos Aires lo distinguiera como “ciudadano ilustre”.
Testa enseña por sus obras, haciendo más con menos, y eso en un país donde los recursos escasean es casi un compromiso ético y moral. Una forma de entender la profesión. Su minimalista y económica propuesta para la sede del Instituto de Cooperación Iberoamericana-ICI en un estrecho y tortuoso sótano con entrada sobre la calle Florida en Buenos Aires es testimonio de esa forma de entender la arquitectura como servicio y oportunidad. Su búsqueda alegre, pero nunca frívola de la belleza, lo llevó a experimentar formas, colores y texturas de gran expresividad pero sin descuidar ni hacer concesiones en la función y la utilidad, propias de la mejor arquitectura. Sus obras tienen muy presente la idea-fuerza de un “partido” claro y contundente, pero también invitan a un recorrido más intimo y fenomenológico por los detalles, los climas y los pequeños guiños que el creador deja a lo largo de esa promenade que nos propone transitar. Se ha ido un gran arquitecto y exitoso artista que desde su particular óptica ha creado una obra genial e irrepetible. Debe servir, de igual forma con la que planteó su relación con Le Corbusier, como inspiración creativa y no como modelo a copiar. En ella permanentemente conviven la razón y la emoción. Con inteligencia y mesura, Testa supo tomar lo mejor de Apolo y Dionisio. En el valor y amor por la ciudad reside el principal valor de su testamento.
por Martín Marcos
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