Su obra fue la de un artista irónico, irreverente y versátil que dominó la perspectiva, un crítico de la modernidad y del muralismo mexicano, agudo observador de las calles de la Ciudad de México.

Nació en Texcoco, estado de México en 1892 y falleció en la ciudad de México en 1964. Es considerado uno de los artistas mexicanos más representativos en la pintura del caballete en la época post-revolucionaria.

Fue un pintor que se mantuvo lejano a las posiciones grandilocuentes y retóricas de los pintores del muralismo quienes, dicho sea de paso, lo respetaban y admiraban por la certeza estética de su propuesta plástica.

Ruiz emergió de las filas académicas y formó parte de las huestes de Adolfo Best Maugard promocionando el método de dibujo; tuvo breves estadías en los Estados Unidos y por muchos años fue maestro de pintura y fundador de la escuela de artes plásticas conocida como «La Esmeralda».

RuÍz fue un pintor caracterizado por su buen manejo técnico que reflejó escenas cotidianas de la época, expresando sus ideas sociales y políticas mediante una crítica aguda, así como un fino humor e ironía en la representación de sus personajes que lo acercan al surrealismo, que le da un lugar excepcional en la historia del arte mexicano.

Su producción fue escasa, quizá un medio centenar de óleos y otros tantos dibujos, por lo que museos importantes de los Estados Unidos – como el Philadelphia Museum of Art y el Museum of Modern Art de Nueva York- custodian con verdadero celo las composiciones del artista, como si se trataran de auténticos iconos del arte moderno de México.