Pintor argentino nacido en Buenos Aires. A pesar de ingresar en la Facultad de Derecho, sus inclinaciones artísticas comienzan tempranamente. El gusto por la música y la pintura lo impulsan a abandonar, a los dos años de iniciados, sus estudios universitarios. A los veintidós años de edad gana una beca para estudiar pintura en Europa. Guttero viajó a Europa en 1904 y regresó a la Argentina veintitrés años después, en septiembre de 1927. Durante ese tiempo, además de continuar con su trabajo realizando pinturas y yesos cocidos, mantuvo contactos permanentes con nuestro país: intercambio epistolar con su amigo Luis Falcini; participación en los salones oficiales de 1912, 1915, 1917 y 1919 y en el Salón Nacional de Artes Decorativas de 1918; apoyo público a los reclamos por la renovación de las instituciones culturales del Estado; contacto con colegas para conocer el desarrollo artístico argentino y difusión de sus piezas a través de críticas en revistas locales tales como Martín Fierro.
Asimismo, mientras residió en Europa, Guttero presentó exposiciones individuales en galerías alemanas e italianas y participó en diferentes muestras colectivas, además de ser cofundador de la Asociación de Artistas Argentinos en Europa en 1917. Dos años después firmó un petitorio dirigido al presidente Hipólito Yrigoyen para la reorganización de la Comisión Nacional de Bellas Artes.
Cuando llegó a Buenos Aires para inaugurar su primera muestra individual en el país, Guttero tenía la intención de quedarse poco tiempo, ya que finalmente había instalado su taller en Italia. Sin embargo, decidió establecerse aquí y se alineó junto a quienes buscaban de modos distintos, poner al día las artes plásticas. Al poco tiempo participó de la Feria del Boliche de Arte que dirigía Leonardo Estarico, donde estaban representados muchos de los que serían sus futuros compañeros: Raquel Forner, Emilio Pettoruti, Antonio Sibellino, Xul Solar, Aquiles Badi, Juan Del Prete y Antonio Ballester Peña, entre otros. Inmediatamente, la crítica lo ubicó como un artista de “vanguardia”.
Ya instalado, Guttero se convirtió en uno de los referentes fundamentales del medio cultural local, ligado a la renovación artística, y en abierta oposición a las instituciones oficiales, con una postura crítica de los mecanismos instituidos de distribución, promoción, consagración y consumo artístico. Organizó exposiciones de otros pintores y escultores; promovió proyectos editoriales; planificó un programa de cultura para los barrios de la ciudad de Buenos Aires; formó parte de la Agrupación de Artistas “Camuatí” y de su revista, fue asesor de Amigos del Arte y dirigió la sala de la Asociación Wagneriana; sostuvo una circulación múltiple enviando obras a los salones oficiales de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Santa Fe y Paraná, donde obtuvo premios y reconocimientos; alentó la circulación de exposiciones entre Buenos Aires y Montevideo e insistió sobre la necesidad de ampliar las relaciones con Brasil. En 1929 creó el Nuevo Salón que, en sus distintas variantes como Salón de Pintores Modernos, inauguró regularmente hasta 1931, y en 1932 fue uno de los fundadores de los Cursos Libres de Arte Plástico. Entre sus actividades, Guttero también apoyó proyectos como la colección de postales de arte argentino editada por Amigos del Arte y la publicación de la monografía sobre Pedro Figari escrita por Jorge Luis Borges. Además, durante su estancia en Buenos Aires, el artista recibió numerosos premios tales como el de 1929 en el Salón Nacional y el que logró dos años después con su trabajo Anunciación en la First Baltimore Pan-American Exhibition (Estados Unidos). Esta obra luego fue donada al Museo Nacional de Bellas Artes. En 1932 muere, en Buenos Aires, interrumpiéndose la vida y la carrera de uno de los artistas argentinos más comprometidos con la modernidad.