ABRAHAM VIGO (Montevideo, Uruguay, 1893 – Buenos Aires, Argentina, 1957)
Considerado como uno de los máximos exponentes del arte social en Argentina, estudió en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. En 1910 formó el grupo de los Artistas del Pueblo, junto a Guillermo Facio Hebequer, Adolfo Bellocq, José Arato, Santiago Palazzo y Agustín Riganelli. Influido por el ideario anarquista y comunista, realizó ilustraciones para publicaciones de izquierda y en 1928 participó como escenógrafo del grupo Teatro Experimental de Arte. En su producción dominan los grabados, aguafuertes y xilografías con temas sociales, destacándose la serie La Quema producida entre los años 1933 y 1934. La serie Luchas proletarias entre los años 1935 y 1937 y la serie Simbólicos del año 1936. Vigo, perteneció al grupo de Arte de la Escuela de Barracas. Arte que acompañó los proyectos revolucionarios de las primeras décadas del siglo veinte. Rechazaba, junto a los otros artistas del grupo, la obra única y costosa, motivo de ostentación y de especulación económica, se la reemplazaba por otra que reproducida varias veces, estuviera por su costo al alcance de clases sociales menos pudientes, permitiendo su distribución masiva. Más tarde incluyendo a otros pintores, escritores y músicos, y se congregaron en el Grupo de Boedo, fundando la revista y la editorial Claridad, que fiel a las ideas anarquistas y sociales de sus integrantes, editaba libros rústicos, de bajo costo, que presentaban portadas con diseños de los mismos artistas en idéntica temática. Su padre fue pintor y decorador, y en 1905 Abraham, comienza a trabajar como aprendiz de su padre. En 1910 comenzó a concurrir a los cursos nocturnos de un pintor italiano llamado Pollezzi. En 1912 ingresó a la Asociación Estímulo de Bellas Artes y en 1918 junto a Facio, Arato, Bellocq y Riganelli, inauguran el Primer Salón Nacional de Artistas Independientes, sin jurados, ni premios. En 1927 se crea el Teatro libre con Leónidas Barletta y Octavio Palazzolo, entre otros. Vigo diseña y ejecuta los decorados y mobiliario. Su tarea escenográfica continuará después en el Teatro del Pueblo y en el Teatro Proletario. En la obra de este expresivo artista, que hace de la experiencia propia, lo plural y compartido, se impone la hondura de una personalísima concepción del mundo. Se mantiene por su total coherencia, por su modo mágico de sostenerse sin ningún artificio técnico visible que deja constancia de la realidad y de nuestra permanencia temporal. Las aguafuertes de Vigo son de formato pequeño, como para ser entregadas mano en mano, lo que implica un esfuerzo individual en la participación del pueblo convocado para difundir las ideas. Se las observa también conteniendo mensajes altamente intelectuales como para ser incluidas en portadas de libros, que permitan hacer una lectura anticipada de su texto interior. En su obra Imperialismos de 1936, un trabajador sujeto por tentáculos, intenta romperlos con su martillo. Mientras tanto, los capitalistas fuertemente pertrechados descansan sobre bolsas de dinero, observando pacientemente el desenlace que se aproxima con la muerte. En Gangsters de 1945 personajes deformes y desnudos permanecen expectantes, mientras otro bebe de un charco tal vez de petróleo. El fondo de la escena presenta rascacielos de perfiles Art Deco, quizás en alusión a Nueva York como centro de control del capitalismo. En El Cordón de 1953 un grupo de trabajadores permanece sujeto por el cordón umbilical a la fragua que alimenta el trust capitalista. Entre tantos, en la serie otras discriminaciones, aguafuerte por judío representa a Cristo en una escena típica de crucifixión pero colocado de espaldas al espectador. Los personajes participantes conforman dos escenas opuestas: la del pasado con fondo de castillos y acueductos romanos y la otra con fábricas, puentes y barcos, al presente. JULIO PORTELA.