Están frente a una Obra Sinfónica que prescinde del intelectualismo de moda y de aquel acomodaticio. Cierto es, que no necesitan estos esfuerzos y trabajos tributarios de la Pasión de toda una Vida, un “análisis técnico”, simplemente porque Resisten, se niegan a ser aprehendidos. Si la Libertad es la posibilidad de poder elegir atarse a lo que uno Ama, aquí tienen un cabal ejemplo.
Me es en cierto modo accesible sentir, leer y darle la mano a un ser de Gran Profundidad Espiritual, aunque nada de lo que sigue afortunadamente no lo explica. Niño de Ciudadela, fue cobijado más tarde, acunado, por La Boca, donde vive y trabaja, y para tener en cuenta al decir de un Sabio como lo es Mauricio Isaac Neuman en : “El Barrio más hermoso de Cultura Popular, el único con Mística propia y Tradición Artística Genial que tuvo, tiene y tendrá nuestra amada Buenos Aires”. Entre Tradición y Revuelta tomada la primera en la mejor acepción, o sea, en tanto continuidad de la Vida, para no estar lejos de Diomede, Lacámera, Victorica, Daneri y los mejores Quinquela, Andrés nos recuerda la estirpe de donde viene, a la cual pertenece.
Su estadía en el Chaco Paraguayo, simplemente lo ayudó a lograr ése sincretismo interior, esa suerte de Revolución Interior que todos debiéramos atravesar alguna vez en nuestras vidas, para centrarnos y “no perder nuestro Ser y Sur”. Algo similar aportan sus estudios en Cerro Colorado en Córdoba, que lo acercaron a las texturas y pictogramas de lo que rupestre es como Pintura. Maestro de las transparencias secas color-a-color, conocedor de todas las técnicas de nuestro oficio, desde las tradicionales a las más innovadoras, encuentra la propia, la que él necesita, la adecuada en materiales no convencionales, sin jamás caer en la decoración y menos en la artesanía. Sus ojos, su mano y diestro pincel, elevan ésas materias a categoría de Lenguaje Mayor del Hombre. Capa tras capa con acumulación de materiales de altas saturaciones, (todas buscadas concienzudamente), llevan al espectador a un continuum afortunadamente irreproducible por ningún medio, ni siquiera por la exacta falsedad de lo real virtual del código binario.
Cuando con tiempo, se observan detenidamente sus obras – que se mofan hasta de la mirada inatenta – se nos revela la Luz Interior de Bestard, única, luchada, sí, pero ganada al fin y ello es porque ganó La Guerra. Es que los barcos Ligures y los bergantines de la Vuelta de Rocha, se toparon con el acorazado de Andrés, potente y eficaz guerrero que se peleó todas las batallas, perdió algunas, pero ganó la peor de las guerras, la más cruel y es aquella de los que levantan las banderas de la soberbia del ignorante.
Y cuando nos presenta sus Esculturas y Objetos, nos abandona ante un aparente azar (algo que en Arte es tan inexistente como la inspiración), y aparecen intuitivamente todas las asimetrías expresivas, los tiempos disímiles de los volúmenes y planos en el espacio, respeta la plomada y evade la reiteración de las configuraciones, las soluciones plásticas amaneradas, y despliega un vasto abanico de las estructuras del material (a menos que se les dé a Uds. confundir Forma con Estructura). Aquí tampoco hay queja. Hay un “Dasein” feliz. Bestard Maggio festeja la Vida y el goce por el Arte. Nos obsequia una singular Visión del Mundo, que no tiende a dominar la contingencia, sino que se centra y concentra en lo Atemporal y Trascendente, que es lo Universal (no como mero producto local de Occidente, o lo ´glocal´ de años pasados ya, e impide que caigamos en la trampa del Mundo Potencialmente Transcultural y Globalizado, que en el fondo es un dominante “One Way” & “Dead End”), sino porque su Poética acorazada pertenece a la Humanidad, y está allí para que sea disfrutada.
Fragmentos del escrito de Guillermo Cuello «Dentro de una fría y tormentosa noche en Punta Mogotes» Mar del Plata, Argentina – 2018