Ides Kihlen
Estudió con grandes maestros de la pintura argentina, como Pío Collivadino y Vicente Puig, entre otros. Luego de una original etapa figurativa, fue clave para su despegue abstraccionista su incursión en los talleres de Kenneth Kemble, Emilio Pettoruti y Juan Batlle Planas, en el país, y en el de André Lothe, en París, Francia. Su producción se mantuvo al margen de los circuitos habituales del arte. Su profesionalización llegó a sus 83 años con la participación en la edición arteBA del 2000 en la que fue éxito de venta. A partir de ese momento, sus piezas recorrieron ferias, galerías y museos de gran prestigio tanto en el país, como en el exterior (España, EE.UU, Australia, Brasil). En julio del 2017 el CCK (Buenos Aires, Argentina) le dedicó una una muestra celebrando los cien años de la artista y el centenario del arte abstracto. Su obra está presente en museos argentinos y colecciones privadas de distintas partes del mundo. Cuenta con dos libros publicados, con comentarios de reconocidos críticos como Mario Gradowczyk, Rafael Squirru, Nelly Perazzo, Rosa Faccaro, Fermín Fevre y Mercedes Casanegra.
BIOGRAFÍA
IDES KIHLEN (Santa Fe, Argentina, 1917)
Ides Kihlen nació el 10 de julio de 1917, en la provincia de Santa Fe. Su niñez transcurrió a orillas del Paraná en las provincias de Corrientes y el Chaco. La pintura, su compañera de ruta más fiel junto con la música, la siguió desde pequeña.
Ya en Buenos Aires, tempranamente entró en la Escuela de Artes Decorativas y así prosiguió con extrema dedicación hasta hoy que, continúa su trabajo de manera activa.
Pío Collivadino, director de la Escuela, comenta que cuando Ides ingresó a la misma, supo de su entusiasmo por concurrir a esa institución. Vicente Puig durante más de diez años la tuvo como alumna dilecta. Frecuentó diferentes talleres, como los de: Pettoruti, André Lhote en París, también el de Batlle Planas, quien le dejó una fuerte impronta. Estudió, además, Historia del Arte.
Visitó museos de distintas ciudades del mundo. Nada la apresuró. Su trabajo se mantuvo independiente del desarrollo del arte en Buenos Aires. Quiso, más que nada, serle fiel a sus propios tiempos internos. Durante mucho tiempo, se interesó más por los procesos del arte que por los resultados. Esto tuvo dos consecuencias para ella: la primera fue que nunca se profesionalizó, nunca tomó la decisión de forjar una carrera como artista: simplemente lo era, y eso le fue suficiente. La segunda consecuencia fue resultado de lo anterior: destruyó muchísima obra y como es esperable, no les puso fechas ni títulos a sus cuadros. Los testigos de su trabajo fueron: sus profesores, compañeros de taller, Adolfo Nigro -a quien a principios de los años 80 decidió mostrarle algunos trabajos-, y por supuesto, sus hijas y su nieta.
Su profesionalización llegó a sus 83 años con la participación en la edición arteBA del 2000 en la que fue éxito de venta. A partir de ese momento, sus piezas recorrieron ferias, galerías y museos de gran prestigio tanto en el país, como en el exterior (España, EE.UU, Australia, Brasil). En julio del 2017 el CCK (Buenos Aires, Argentina) le dedicó una una muestra celebrando los cien años de la artista y el centenario del arte abstracto. Su obra está presente en museos argentinos y colecciones privadas de distintas partes del mundo. Cuenta con dos libros publicados, con comentarios de reconocidos críticos como Mario Gradowczyk, Rafael Squirru, Nelly Perazzo, Rosa Faccaro, Fermín Fevre y Mercedes Casanegra.