Víctor Quiroga deseaba la aproximación de otro pintor a su obra y por ello, recurrió a Luís Felipe Noé para que le escribiera unas líneas… “…Por lo tanto, quiero hablar de pintura y no de su “literatura”, esa que se impone a primera vista ya que se trata de un pintor con un tema permanente: la realidad mítica de su contexto tucumano. Pero el alto grado de comunicación que tiene su obra se debe a su fuerza pictórica o sea, a la dimensión abstracta de este arte de “decir” por medio de imágenes. En esa instantaneidad que tiene una obra pictórica al ofrecerse a los ojos del espectador, lo que se impone en el caso del provenir de la mano de Víctor Quiroga es ante todo, la atmósfera dada por su manejo particular del color y del espacio. Esta impacta al observador y es mensajera de la “historia” que muestra. La luz vibracional y la materia sensorial que movilizan a miles de tonos caracterizan a su pintura tanto como su mirada poética a la cotidianeidad de un pueblo humilde, creyente y temeroso de un “más allá”. Este, está siempre tan presente como las cosas más concretas de los mundos vegetal, mineral y animal. Si Guy de Maupassant decía que todo “realismo es ilusorio” también podría decirse que el “ilusionismo” es parte de la realidad. Víctor Quiroga es tan realista como ilusionista y su ilusionismo, como un mago lo consigue por medio de trucos pero absolutamente personales y pictóricos. La alianza de espacio virtual, color saturado y visión poética de un mundo donde el mito está implícito en la vida cotidiana define su obra y desafía al prejuicio contra lo literario en pintura. Pero si Quiroga sale triunfante de ese desafío, se debe a que sabe que el secreto del misterio de la pintura reside en su capacidad de connotar más que de denotar.

Luís Felipe Noé

Reseña

Víctor Quiroga nació en Tucumán, Argentina, el 1º de enero de 1955. Vivió su niñez en Villa Alem donde descubrió la pintura a través de artistas vecinos. Al terminar el secundario, estudió en la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Tucumán, bajo la dirección del maestro Ezequiel Linares. En 1977 ganó una beca para perfeccionarse en Italia y en 1986 otra para Francia, donde vivió 8 años. Participó en más de 80 exposiciones individuales y colectivas en Argentina y en numerosos países de Europa tales como Italia, Francia, España, Polonia, Suiza, Alemania y Holanda, siendo sus últimas muestras individuales en la Galería Ro Buenos Aires; el Centro Cultural Recoleta en 2003 y en la Galería El Puente en 2005.

Ha recibido importantes premios, a saber:

Primer Premio Salón «Lino Eneas Spilimbergo», Tucumán, 1975; Primer Premio de Pintura «Botticelli», Tucumán, 1977; Premio Adquisición VII Salón Internacional de pintura y Escultura, Roma, 1979; Premio del Museo G. Pérez, Córdoba, 1980; Primer Premio de Pintura Fundación Gillette, Buenos Aires, 1982; Primer Premio Salón NOA, Santiago del Estero, 1983; Primer Premio de Pintura, Santa Fé, 1984; Primer Premio Salón de Pintura Figurativa «José Terry», Buenos Aires, 1984; Premio Fundación Pro Arte, Córdoba, 1985; Premio Braque, beca del gobierno francés, 1986; Grand Prix du Public, Festival Internacional de Peinture, Cagnes-sur-mer, Francia, 1001; Primer Premio LXXXIII Salón Nacional de Arte Plásticas, Argentina, 1994; Primer Premio XL Salón Municipal de Artes Plásticas «Manuel Belgrano,» Buenos Aires, 1995; Primer Premio LXXIII Salón Nacional de Santa fé, 1996; Mención de Honor, VI Bienal Chandon de Pintura, Buenos Aires 1997; Primer Premio Salón Nacional de Pintura, Fundación Banco de la Nación Argentina, Buenos Aires, 2004; Primer Premio Salón Nacional de Salta, Salta 2007; Gran premio CFI 50° Aniversario, Buenos Aires, 2011. entre otros.

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