Una poética desbordante, voraz, excesiva y suntuosa configura el imaginario visual de Martha Zuik que exhibe aquello sobre lo que el dibujo se vanagloria: su unicidad como obra. En estos dibujos sobre papel, en donde los trazos no son disimulables y las líneas, frotados, borroneados y contornos se dan a ver en su total fortaleza, se evidencia su condición de obra única. Esta característica se une a una poética que pareciera plantear una carrera codo a codo a la cultura visual que se desenvolvió a lo largo de los años 50, 60 y 70, con todo su encanto y seducción.
Desde los años 50, una cultura visual desarrollada en un contexto de guerra fría supo encontrar matices en Argentina con sus particularidades locales. El frenesí por la conquista del espacio alentó fantasías extraordinarias, el desarrollo cientificista proveniente de telescopios, rayos X, radiografías expandió visualidades, la masividad de la radio y el alcance televisivo en la vida cotidiana junto a distintas innovaciones electrónicas ampliaron el universo de imágenes y sonidos, el rol de la mujer y su representación atravesó por una serie de cambios decisivos tal como una mayor presencia en el mercado laboral, aumento de profesionales universitarias, aparición de nuevos métodos conceptivos, y la expansión incipiente de la imagen electrónica y vectorizada se unieron a contextos sociopolíticos de fuertes convulsiones.
Los dibujos de Martha Zuik sintonizaron estos cambios profundos a lo largo de estas décadassabiendo combinar modulaciones de la línea con figuraciones fantásticas. En un primer momento focalizó en siluetas con evocaciones de faunas y floras ficticias diferenciadas del fondo vacío, para modelar imágenes protoplasmáticas, celulares, de universos cósmicos y de anatomía sexual femenina que ocupan la superficie del soporte con presencias, a su vez, de tradiciones ornamentales de una monstruosidad sensual. A su vez, y en paralelo, la línea ondulante se fue rectificando y segmentando hasta aparecer con preeminencia en los 70 como evocativa de gráficos vectoriales del lenguaje cibernético configurando paisajes y figuras con un dejo de distancia que ocultan sus rasgos particulares.
Un párpado pleno de savia… exhibe nodos conceptuales de la dibujística de Zuik desde sus inicios, aún previos a su primera exposición individual en Galería Pizarro en 1958 con apenas 17 años.