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“Digo la Cordillera” El viaje como obra

13 diciembre, 2014 - 15 enero, 2015

Digo La cordillera. El viaje como obra, marca el cierre del ciclo de itinerancia de la exposición luego de haber visitado los museos más importantes de Argentina. Por primera vez llega al Museo Franklin Rawson un conjunto de 90 obras del reconocido artista plástico Carlos Gómez Centurión. La muestra, conformada por pinturas, dibujos, vídeo y objetos, resume más de diez años de trabajo del destacado pintor sanjuanino. El proyecto consta de cinco viajes, entre los que se incluyen; no sólo la expedición al Mercedario, sino además las expediciones al norte (yungas y puna jujeñas), al sur (Chaltén) y Mendoza  (Las leñas).

 

Un viaje de más de diez años

La cordillera y el viaje atraviesan la obra que viene desarrollando Carlos Gómez Centurión desde hace más de diez años. En el cruce del motivo y la acción pone en juego desafíos e interrogantes, aventuras y búsquedas. Se mezcla una pasión, con una pregunta acerca del arte. Porque no hay certezas, es solo un camino donde las obras van dando cuenta de los pasajes.
En un sentido, pareciera que fuera la misma cordillera la que lo seduce y obliga a recorrerla. Es que se le presenta potente, inabarcable, enigmática. Acaso lo invita a develar sus secretos, a que sea él quien se convierta en su interlocutor, quien la diga de alguna manera.
Pero si descubrirla en su totalidad es imposible, también lo es representarla. De allí que decir la cordillera es en realidad una serie de intentos, de aproximaciones, que a lo largo del tiempo van mutando. Por eso no es casual que Gómez Centurión aun busque las más diversas formas de abordarla.
La pluma, el lápiz, el pincel fueron herramientas fundamentales, pero él nunca se mostró conforme: necesitó caminarla, tocarla, sufrirla, tratar de impregnar las telas con sal o embeberlas de las superficies rojizas de los cerros. Y también quiso invitar a otros a que vivan la experiencia, a que la digan de otra manera, con fotos, con películas, con palabras…
La relación de Gómez Centurión con la cordillera no siempre fue amigable -se trata más bien de un amor donde están en juego muchas pasiones-, y los resultados nunca fueron una postal, sino una especie de conjunto de esbozos, como ensayos; obras que son procesos y que se continúan unas a las otras, pero que aportan siempre algo distinto.
Asimismo hay en sus pinturas un macro y un micromundo. Cada una tiene detalles que están entre la figuración y la abstracción, entre el registro y el invento, y para verlas hay que sumergirse en ella, alejarse y volver a entrar, porque en ese ir y venir, aparecen otros universos.
El viaje le imprime algo adicional a esta búsqueda. Hay en él algo épico: subir a la montaña, con todos los riesgos que implica, aceptarlos y seguir a pesar del tremendo esfuerzo, de las dificultades. Pero además el propio viaje -la acción de pintar en la montaña- es una obra. Y acaso lo que siempre se termina mostrando no son más que retazos de ella.
La referencia a la historia también está presente, seguramente porque es inevitable retomar el camino de los pintores viajeros, y la “fisionomía” resuena (esa creencia de que el artista puede decir algo que no puede registrar una cámara). Un misterio. Todos sabemos o al menos sospechamos que eso sucede pero no tiene explicación.
Tenemos la sensación de que quienes hicieron ese camino antes saben algo más que nunca revelaron. La idea romántica invade y aparece continuamente. Porque la obra no es un viaje que concluyó sino que es una pregunta que transcurre a lo largo del viaje, de tantos años, de muchas geografías.
Y hay otro mundo que se abre: el de las energías, de los colores, las sensaciones, las formas, los olores, que quedan guardados en algún lugar (como impregnando la memoria, pero no necesariamente la retina) y que comienzan a pelear por aparecer en las telas.
Las obras ya no copian un referente sino que son otra historia. Una mezcla de sentimientos, de percepciones, de vivencias que quedaron en la memoria y reaparecen con o sin su voluntad.
A veces los cielos y las aguas se revuelven y se confunden con la cordillera, en otros casos la roca o la selva pasan a ser protagonistas, y siempre pervive cierta belleza y una desbordante inquietud.

Fernando Farina

 

Biografía

Carlos Gómez Centurión nace en San Juan, Argentina. Vive en Buenos Aires entre 1970 y 1982. En 1988 reside en la Citè Internationale des Arts en París donde realiza su primera exposición individual. Actualmente vive y trabaja en San Juan, Argentina. Durante la década del 90 y hasta inicios de la actual, su trabajo se concentró fuertemente en el universo de la mitología americana. Fue miembro fundador del grupo El Mito Real.

Carlos Gómez Centurión tiene una vasta trayectoria, ha realizado diversas exposiciones en ciudades argentinas como Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Tandil, Tucumán, Salta, Ushuaia, Mendoza, San Juan, San Luis y, en el exterior;  París, Santiago de Chile, Guayaquil, Quito, entre otras.

+ INFO

Detalles

Comienza:
13 diciembre, 2014
Finaliza:
15 enero, 2015
Categoría del Evento:

Local

Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson.
Av. Libertador Gral. San Martín 862 oeste
San Juan, San Juan Argentina
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