Martín O'Connor

A los 10 años, Martín tenía un papá famoso al que le ayudaba a repasar la letra haciéndole de partenaire. Su papá Horacio era uno de los “malos” más odiados de la televisión a raíz de su participación en la novela “Malevo”. Disfrutaba del placer de componer distintos roles casi con naturalidad. Es que llevaba la sangre de la actuación en las venas. Su mamá, Alicia Montalbán, había sido una de las “damitas jóvenes” más exitosas del radioteatro; su abuelo Lalo Hartich, era un famoso actor de carácter del cine, el teatro y la televisión; en tanto su abuela, Elsa O´Connor, fue una de las figuras más relevantes del teatro nacional durante tres décadas. Como es lógico, Martín O´Connor siguió la tradición familiar y hoy es uno de los actores más frecuentes, sólidos y elogiados de la comedia musical vernácula. Actualmente es el reemplazo de los papeles masculinos principales de “Aplausos”. La epidemia de gripe lo ha hecho trabajar bastante y todos los domingos está sobre el escenario de El Nacional cubriendo el papel protagónico masculino de Miguel Habud, que debe hacerse cargo de la conducción de su programa en Canal 7. La labor del reemplazante, generalmente, no está valorada en la Argentina, pero es un puesto clave en cualquier obra de teatro, sobre todo en los musicales. Martín O´Connor ya puede considerarse un experto en ese puesto. Aquella multiplicidad de roles que debía interpretar frente a su papá era premonitoria. Su primer musical fue “Drácula”, de Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler, donde quedó elegido como reemplazo de los dos papeles protagónicos. Al quedar fuera del proyecto el cantante que hacía de Drácula, las fichas se movieron y él quedó como Jonathan. Pero en “La bella y la bestia” tuvo que aprenderse nada menos que cuatro de los principales papeles: Lumière, Din-Don, Monsieur d´Arque y Maurice. “Cuando fue la presentación de prensa de la obra, yo estaba en un rincón. Estaba bajoneado porque ya tenía un peldaño ganado y me molestaba que nadie me tomara en cuenta. El director Keith Baten se dio cuenta y se me acercó: «Yo te voy a decir algo: no sé cómo es aquí, en la Argentina, pero en los Estados Unidos vos serías el actor más feliz del mundo ocupando el lugar que tenés en esta obra. Allí es muy valorado el artista que puede desempeñar distintos roles y, a veces, los reemplazantes ganan más que los protagonistas. En este caso, sos el único en el mundo que hace el reemplazo de cuatro personajes. Date cuenta de cuánto te valoro». Cambió mi visión. Era verdad, en una semana tuve que hacer tres personajes distintos y algunos tenían diálogos en común. Te tenés que mirar la ropa para saber quién sos”, recuerda Martín. También fue reemplazo de Valentín, uno de los protagónicos de “El beso de la mujer araña”. “Recuerdo que ese día, habían llegado 20 mujeres tucumanas sólo para ver a Juan Darthés, a quien yo tenía que cubrir. Cuando anunciaron el cambio, antes de comenzar la función, se escuchó un griterío y un chiflido. Miguel Habud me dijo: «No te preocupes que después todo se revierte». Salió una función maravillosa y, a la salida, tuve que firmar 70 autógrafos. Y estaban todas las fanáticas de Juan esperándome. Lo mismo me pasó hace poco con unas fans de Miguel (Habud). Me esperaron y me felicitaron”.