Julia Farjat

LA ESCULTURA COMO LENGUAJE

Julia Farjat en sus actuales construcciones presenta propuestas renovadoras. Sin distanciarse de su propósito esencial, que es permanecer fiel a la realización de nuevas aperturas plásticas, sin salir de un orden que la artista establece entre el predominio de la verticalidad y la horizontalidad, es creadora de nuevas formulaciones constructivas, incluso empleando emblemáticamente el color si es necesario. Destacamos en sus últimos trabajos, una síntesis formal, y una búsqueda de nuevos sintagmas, eludiendo la complejidad en la consecución de la unidad lingüística de su ideario conceptual.Es interesante la fuerza que la artista imprime al abigarramiento totémico. Sus íconos se dirigen hacia un verticalismo ascendente, o a una tensa horizontalidad, construida de encastres con diversos tipos de maderas que le otorgan cierta coloratura a la obra. La obra de Julia Farjat ha definido un estilo, una manera particular de concebir su lenguaje plástico, y esta peculiaridad le otorga un nombre destacado en la historia de la escultura argentina.  A partir de los años setenta, la artista inicia una apertura lingüística, que va a marcar en su trayectoria una característica constructiva. Su manera de encarar la problemática espacial la definen como una trabajadora incansable y sistemática. Su inscripción en el contexto de la plástica argentina, y de los espacios internacionales en los cuales ha sido invitada, cuentan con su valiosa presencia. No debemos olvidar quienes precedieron indagaciones similares, como los artistas, Sesostris Vitullo, Libero Badii, Víctor Marchese, y uno de sus maestros Julián Agosta. Estas aproximaciones y parentescos con la obra de Julia Farjat poseen una inspiración común, en cuanto a reconocer en el territorio de América Precolombina, la idea constructiva de las culturas andinas. En la inspiración y transformación de estos modelos, vemos un lenguaje escultórico contemporáneo, resueltos en materiales tradicionales e industriales, como la madera, la chapa, el hierro, y otros, otorgando a su obra un carácter propio y universal. La problemática del espacio, de la materia, y de las formas, se aúnan en un sincretismo que procede de una tradición simbólica, ciertos signos se destacan en su producción y van creando un silabario individual. Observando ciertos vocabularios plásticos podemos rastrear y emparentar su obra e inscribirla en un lugar privilegiado de reconocimiento genealógico en el contexto de América Latina.

Rosa Faccaro

Asociación Argentina e Internacional de críticos de arte