Antonio Berni y el realismo social

Uno de los grandes artistas de la pintura argentina contemporánea. Su compromiso con la realidad en la que vivió quedó plasmado en sus obras, de un estilo conocido como “nuevo realismo” o “realismo social”. Manifestación y Desocupados, por ejemplo, reflejan la crisis que asoló al país en la década de 1930, tras el golpe de Estado que derrocó al presidente radical Hipólito Yrigoyen. Fue justamente este compromiso lo que incomodó a la sociedad de su tiempo. A mediados de la década, el óleo Desocupados, donde refleja su fuerte preocupación social, fue rechazado por el XXV Salón Nacional. ”‘Esto que se llama nuevo realismo, en el cual me han enrolado los franceses, es algo que, al fin de cuentas, ha existido siempre: porque únicamente tiene valor lo que de alguna manera se refiere al hombre.’ El hombre ha sido el tema perpetuo de este indagador de la realidad.  Creador de Juanito y Ramona. Es el hombre y su drama sin fin lo que preocupa a Berni.

BIOGRAFÍA

Nace en Rosario en 1905. Comienza sus estudios en esa ciudad y en 1925 obtiene una beca que le permite viajar a Europa y concurrir a los talleres de André Lhote y Othon Friesz. En París se pone en contacto con la pintura metafísica y con el surrealismo, además de adherir a la idea de la acción artística comprometida con la realidad política y social. De regreso en Argentina en 1930 trabaja en pinturas y collages surrealistas que expone en Buenos Aires en 1932. La crisis internacional y, particularmente la nacional, influyen en su poética que vira hacia un realismo crítico capaz de manifestar sus preocupaciones sociales. En 1933 toma contacto con el mexicano Siqueiros y con el concepto del mural como arte de proyección comunitaria. Desde entonces trabaja, a falta de muros públicos, en composiciones de gran tamaño, que tratan a escala monumental los conflictos de las clases populares. Una beca de la Comisión Nacional de Cultura le permite viajar, en 1941, por Latinoamérica y estudiar su arte. En 1943 obtiene el Gran Premio de Honor del Salón Nacional. En 1944 funda junto a Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa y Colmeiro, el primer Taller de Arte Mural, con el que ejecuta al año siguiente la decoración de la cúpula de las Galerías Pacífico. En los años 50 comienza una serie dedicada a los pobladores más humildes del interior del país, sobre todo de Chaco y Santiago del Estero, ocupándose del fenómeno de las migraciones internas.
En 1959 retoma el collage, técnica que empleará en dos ciclos de obras cuyos protagonistas serán Juanito Laguna, el chico de la villa miseria y Ramona Montiel, la prostituta. La elección de los materiales de deshecho se vuelve significativamente contextual. Chapas, cartones, maderas y rezagos industriales ambientarán las andanzas de Juanito y encajes, puntillas de plástico o papel, molduras de mobiliario barato, predominan en las de Ramona. Gana el Gran Premio Internacional de Grabado de la Bienal de Venecia en 1962. Sus grabados también son premiados en la Bienal Internacional de Ljubljana, en la de Cracovia y en Intergrafik de Berlín. Renueva la xilografía introduciendo el collage y prominentes relieves («xilo-collage-relieve»), además de realizar estampas de proporciones desusadas. En 1965 se organiza una retrospectiva de su obra en el Instituto Di Tella, donde presenta a los Monstruos polimatéricos. Versiones de esta muestra recorren algunas ciudades del interior del país, Estados Unidos y varios países de Latinoamérica. En este año es designado Miembro Honorario de la Accademia delle Arti del Disegno de Florencia.
A partir de 1967 trabaja en ambientaciones multimedia como Ramona en la caverna, El mundo de Ramona o La masacre de los inocentes, presentada en su retrospectiva de 1971, en el Museo de Arte Moderno de París. En los años 70 recurre a elementos provenientes del realismo fotográfico, sin abandonar por ello su inclinación al expresionismo. Pinturas de esta modalidad son exhibidas en 1977, en Nueva York. Estos recursos nutren tanto a los ensamblajes de Juanito como a los de Ramona, que, por su parte, adquieren cada vez mayor relieve para casi transformarse en retablos modernos. En este estilo y reflejando los cultos populares, realiza, en 1976, la ambientación dedicada a La difunta Correa.
En 1979 es nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Con Apocalipsis y La Crucifixión culmina en 1980 las imponentes pinturas destinadas a decorar la Capilla del Instituto San Luis Gonzaga de Las Heras, Provincia de Buenos Aires, instaladas allí al año siguiente.
Fallece en Buenos Aires el 13 de octubre de 1981. El 17 de noviembre se inaugura en San Martín, Provincia de Buenos Aires, el Monumento a Martín Fierro, en el que estaba trabajando.